Mañana se acaba el plazo que le dio el independentismo, el PDECAT, a Pedro Sánchez para no enmendar los presupuestos. Y esta tarde el Gobierno de Sánchez sigue negociando con los independentistas esa mesa de partidos con relator, mediador, al estilo del proceso de paz de Irlanda del Norte.
Pedro Sánchez ha estado en las últimas horas en Estrasburgo, en el Consejo de Europa y el en Tribunal de Deer defendiendo la imparcialidad de la justicia española en vispera del juicio del proces. Ha incurrido así en una flagrante contradicción porque mientras explica las bondades la justicia que defenderá la soberanía española el presidente quiere llegar a un acuerdo que compromete esa soberanía: una mesa con relator que debatirça sobre autodeterminación. Sus palabras sobre la unidad de España suenan, cuando menos contradictorias.
Se acaba el plazo y el independentismo sigue, en vísperas del juicio, encantado de llevar la iniciativa, de poner condiciones, de hacer exigencias. Elsa Artadi ha dejado claro esta mañana que o la mesa de partidos es nacional y se habla de autodeterminación o no hay nada que hacer. El indepentismo cuenta, además, los secretos de todo lo que Sánchez le ha prometido.
El Gobierno de Sánchez, criticado por los barones socialistas, y por insignes socialistas como Guerra, ha sacado a los ministros a dar explicaciones. Pero la explicación de lo inexplicable ha tenido peor efecto. La ministra Delgado ha pedido al PP y a Ciudadanos el mismo respaldo que tuvo Rajoy cuando aplicó el 155.
La ministra de justicia compara la aplicación del 155 en defensa de la soberanía nacional por Rajoy con un mesa de negociación que precisamente se convoca para poner en cuestión la soberanía nacional. La presidenta del PSOE, Cristina Narbona, ha comparado el proceso al estilo Irlanda del Norte que quiere el independetimo, con las conversaciones de Aznar y Rajoy. Cuanto más trata Sánchez y su gente de explicar lo inexplicable, peor.