Fernando de Haro, a la ministra de Trabajo: “Gobernar es evitar que te metan goles por la escuadra”

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La ministra de Trabajo ha reconocido que le metieron un gran gol por la escuadra al aceptar el registro de un sindicato de prostitución. Gobernar es esto, gobernar bien es evitar que te metan goles, goles gordos por la escuadra. En esto como en lo de los vientres de alquiler estamos con las feministas: la prostitución está ligada a una de las más abominables formas de explotación de la mujer. Detrás de los clubs de alterne hay espantosas historias de esclavitud sexual. En este comienzo del siglo XX, a la vuelta de la esquina, en los locales de alternes se explota a mujeres traídas de China, Nigeria o Rumanía. Se les explota de un modo que a todos debería darnos vergüenza. Y pasa a la vuelta de la esquina. En España casi 50.000 mujeres y niñas son explotadas en el negocio de la trata. Nos hemos convertido en uno de los países a la cabeza de la trata. Las niñas que están en los prostíbulos, las mujeres que están esclavizadas son exactamente iguales que nuestras hijas, que nuestras hermanas, que nuestras novias, que nuestras mujeres. Ninguna broma con esto.

Y también, en el monólogo de las 16...

Un importante líder político español ha asegurado que su partido no va a participar en una determinada campaña para evitar la crispación. No voy a decir el nombre de ese político, no voy a decir cuál es la campaña y no se si ese político y su partido van a mantener su propósito. Espero que sí. No es malo, es muy bueno intentar rebajar la crispación. Hemos cogido la intolerante manía de llamarle buenista al que no está todo el día a la gresca. El buenistas es un bobo que no sabe cual es el valor de las cosas. Pero se puede no ser un bobo, defender lo que considera justo, deje de decir y de postular lo que a uno le parece más conveniente y no estar todo el día a la gresca, no ser un broncas. El buenista y el broncas, dos tipos humanos que proliferan, se parecen en realidad mucho: no atienden a razones, se dejan llevar por los sentimientos, por las anécdotas, el broncas solo habla con los suyos, y no razona, el buenista habla con todos pero tampoco razona. El broncas sea cual sea su color cree que la crispación, la polarización es una buena herramienta de combate. No escucha, por no escuchar ni se escucha a si mismo. El broncas no se da cuenta de que el verdadero coraje está en aceptar soluciones realistas.

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