Fernando de Haro: "El Reino Unido sigue tan dividido como estaba y sueña con un paraiso que no existe"
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Esta tarde tenemos mucho viento. El viento del nacionalismo y del independentismo puede hacer volar muchas cosas en España y en Europa. Getx Brexit done, que si lo traducimos libremente puede ser algo así como hagamos el Brexit de una puñetera vez. Ese lema y el sistema electoral británico, que es un sistema mayoritario puro, el que gana en una circunscripción gana todo, le ha dado a Jhonson una mayoría aplastante de 364 diputados.
Los mercados están de fiesta, la libra sube, la ruta para la salida del Reino Unido de la Unión Europea se aclara y Johnson ya ha estado en Buckingham Palace para recibir el encargo de la Reina. Pero aquí no se ha acabado nada, la salida del Reino Unido de la Unión Europea se hará seguramente antes del 31 de enero, pero a partir de ese momento hay que negociar que relación tienen los británicos con nosotros, con los europeos.
Buena parte del Reino Unido vive con el espejismo de que puede volver a ser una isla apoyada por sus antiguas colonias, por la Commonwealth. Vive el espejismo del nacionalismo pero el mundo ya no es como el mundo del siglo XIX o del siglo XX. La globalización no perdona a los pequeños y por grande que pueda parecer el Reino Unido, es pequeño en este mundo globalizado.
Las consecuecias del resultado electoral de ayer no solo tienen que ver con la relación del Reino Unido con el resto del mundo, el problema después de estas elecciones sigue siendo la relación de los británicos con los propios británicos. A pesar de la mayoría absoluta de Johnson, de lo de hagamos el brexit de una puñetera vez, lo ha apoyado el 43,6 por ciento de la población. Ha habido una mayoría de votos a favor de los partidos que querían seguir en la Unión Europea. El acuerdo de salida implica una frontera aduanera con Irlanda del Norte y ha vuelto a dar alas al independentismo escocés, que ha arrasado. Su líder La ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, ya ha pedido un nuevo referéndum.
Ninguno de los temas cruciales -vivir fuera de la UE y hacer frente a las importantes necesidades sociales de la población- se ha debatido a fondo. Han sido las elecciones de la pataleta. Después de estas elecciones el Reino Unido sigue tan dividido como estaba y sueña con un paraiso que no existe.