Fernando de Haro: "Sánchez le debe desde hoy un favor más a ERC"

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Gritos a favor de la libertad en el Congreso de los Diputados. La nueva ley de educación del Gobierno de Sánchez-Iglesias sale adelante a estas horas en el Congreso de los Diputados. Una ley tramitada a toda prisa, radicalizada por Podemos y ERC, con un sesgo altamente ideológico. La octava ley educativa en España, redactada sin escuchar a la sociedad civil.

Los diputados de PP, Ciudadanos y Vox han querido expresar su rechazo a la ley gritando en favor de la libertad. La regla de la mayoría es la regla máxima de una democracia, pero no la única. La democracia del siglo XXI está hecha de mayorías, de los límites constitucionales y es más democracia cuando está hecha de escuchar, dialogar y consensuar.

Escuchar, dialogar y consensuar, ya lo decía Sánchez, que tiene más facilidad para predicar que para dar trigo. La ley que se aprueba en el Congreso quiere discriminar a la concertada porque solo quiere que haya aumento de plazas en la enseñanza pública. El PNV, socio del Gobierno en muchas cosas, ha intentado con una enmienda apoyada por JXCAT, Ciudadanos, el PP y Vox, y cuatro partidos más salvar la concertada con algunos retoques pero con el apoyo de ERC, los de Sánchez y los de Iglesias han tumbado la enmienda. Para dejar desprotegida a la concertada, Sánchez le debe desde hoy un favor más a ERC.

Como Sánchez sabe que no escuchando, dialogando y consensuado con lo que sienten los votantes socialistas al aceptar los votos de Bildu se ha visto obligado a escribir una carta a la militancia. Sánchez en esa carta dice que las críticas que se han hecho están basadas en las técnicas del populismo reaccionario que fabrica noticias falsas y desinformación.

Después de hacer acusaciones de desinformación, Sánchez dice que todos los votos son necesarios. Dice, sin mencionar a Bildu, que también los votos de Bildu son necesarios. El presidente del Gobierno se convierte así en el capitán de la desinformación, porque no son necesarios los votos de Bildu.

Debe ser que Sánchez está nervioso porque en plena crisis migratoria con Marruecos, como siempre, utilizando las pateras como herramienta política, su socio de Gobierno, Iglesias se dedica a tocarle las narices a los marroquíes en el sitio que más les duele: el Sahara.