Fernando de Haro: "Sánchez no es que mienta, es que no tiene voluntad de decir la verdad"

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Quizás lo más duro de aguantar del presidente del Gobierno es como frivoliza las palabras. Pedro Sánchez no es que mienta, es que no tiene voluntad de decir la verdad. Le da igual faltar a su palabra: lo considera parte del juego político. Le da igual decir por la mañana una cosa, a mediodía otra y por la tarde, una tercera. 

¿Por qué tenemos que tolerar sin inmutarnos esta falta de respeto por la palabra dada? ¿Por qué tenemos que aceptar una forma política que no tiene voluntad de verdad? Sánchez dijo hace cinco meses que iba a convocar elecciones cuando ganara la moción de censura. Sánchez dijo que iba a sacar adelante los presupuestos, luego dijo que iba al menos a presentar el proyecto de presupuestos. Ni una cosa ni la otra. Y se queda tan tranquilo.

Sánchez aseguró que acabaría la legislatura, y ahora, como se le tercia mal, como se da cuenta de que no puede aguantar en Moncloa sin socios, sin presupuestos, que es insostenible gobernar a decretazos, ahora acepta que pueda haber elecciones en mayo, coincidiendo con las autonómicas. ¿Por qué hay que aceptar esto que genera, lógicamente, el mayor de los escepticismos?

El problema de Sánchez no es que mienta. Es que cuando habla no tiene voluntad de decir verdad. Es un presidente fake. Cuando habla, no piensa ni por un instante que lo que dice tiene peso.