De Haro, irónico: "Esto de poner a un Fiscal General del Estado que hace lo que quieres, es 'desenfangar'"

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Leonard Cohen compuso a principios de los 80. Cuando lo escuchó Yetnikoff, el entonces presidente de la CBS, la casa discográfica dijo que la canción era un desastre y que no la iba a publicar.

El gran macho alfa de la música había decidido que era una mala canción. Y al público tampoco le gustaba mucho. Tuvo que llegar el gran Bob Dylan para rescatarla. Bob Dylan lo dijo a su modo "Me llega. Me llega su acorde secreto". Y el aspecto te conozco mejor de lo que te conoces a ti mismo me gusta muchísimo.

Ahora Aleluya forma parte de nuestro paisaje musical, suena en las bodas y en los funerales. Moraleja: el destino de una canción, el destino de la vida, del mundo no lo deciden los jefes de las discográficas, ni los periodistas, ni los políticos, ni los jefes de las empresas, es la vida, es la vida que decide.

Y la vida se las apaña para que lo que es bonito, lo que es justo, lo que es verdad se abra paso. Lo que ocurre es que se abre paso en unos plazos, a veces extraños.

El fiscal general del Estado García Ortiz, ha recibido un duro varapalo, uno nuevo. El Tribunal Supremo anuló ayer el nombramiento de Dolores Delgado -exministra de Justicia, ex Fiscal General del Estado- como Fiscal de Sala de Derechos Humanos y Memoria Democrática. Segundo varapalo del Supremo anuló su ascenso el pasado mes de noviembre, en una sentencia de gran repercusión en la que se acusaba al Fiscal General nada menos que de "desviación de poder". Pero a Ortiz no le tiembla el pulso, sabe que el único que lo puede cesar es Sánchez y Sánchez no lo va a cesar.

Esto es lo que dice Óscar Puente que es sentirse o ser el puto amo.

Tan blindado se sabe Ortiz que ha respondido recusando a miembros de la Sala de lo Contencioso del Supremo. A ver quién dispara más rápido. El gesto no tiene precedentes. Ortiz viene a decir que él no ha hecho mal las cosas, sugiere que los magistrados del Supremo han actualizado con criterios jurídicos sino políticos.

Dice que no soy yo el que lo ha hecho mal, sino los magistrados del Supremo. Igual me recusa a mí también.

La recusación consiste en apartar a un juez de una causa, porque se considera que no es imparcial. Se recusa por razones de parentesco, de amistad o de enemistad, entre otras cosas. Ortiz, al que puso Sánchez, condenado por desviación de poder, sabe quién manda y no se va a a quitar de en medio.

Esto de poner a un Fiscal General del Estado que hace lo que tú quieres, esto de mantenerlo cuando está condenado, es lo que se llama quitar el fango de la democracia.