De Haro: "Ya no hay campañas para ser presidente, ahora se es presidente para hacer mejor campaña"

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La portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, ha asegurado este viernes que el Ejecutivo "continúa trabajando" en encontrar una fórmula legal que le permita dar a las comunidades autónomas las entregas a cuenta pendientes (4.500 millones de euros) y hacerlo antes de la cita electoral del 10 de noviembre. Juan Manuel Moreno, el presidente de la Junta de Andalucía, ha sido uno de los presidentes autonómicos que ha estallado con el uso electoralista de algo que suena muy raro pero que es muy sencillo: los anticipos a cuenta.

Anticipos a cuenta. El sistema de financiación autonómica no funciona bien, tendría que haber sido renovado hace cinco años, pero como tantas cuestiones importantes en España su reforma ha quedado aplazada. Las Comunidades Autónomas comparten los ingresos del IRPF, del IVA y de los Impuestos Especiales con la Administración General del Estado. Pero es el Estado el que que recauda y el que liquida luego estos impuestos a las Comunidades Autónomas.

Se hace con un retraso de dos años. Cada año se estima cuánto dinero hay que darle a las Comunidades Autónomas y cuando han pasado dos ejercicios se ajustan las cuentas. Eso es lo que se llama el anticipo a cuenta. Los números del anticipo a cuenta tienen que actualizarse en los presupuestos. Pero este año tenemos las cifras sin anticipar porque seguimos con los presupuestos de Montoro. Eso significa que las comunidades autónomas reciban menos de 5.000 millones de euros.

Hace unas semanas el Gobierno de Sánchez prometió que iba a arreglar la cosa para la Comunidad Valenciana, gobernada por el PSOE y por Compromís. Como es lógico el resto de las Comunidades Autónomas pusieron el grito en el cielo. A finales de agosto la abogacía del Estado dejaba claro que no era posible sin presupuestos elevar los anticipos de cuenta. Hace siete días Hacienda envió una carta a las comunidades autónomas advirtiéndoles de que habia importantes restricciones para pagarles. Pero el miércoles en Valencia Sánchez anunció que en un Consejo de Ministros, antes de las elecciones, se aprobaría esa subida.

En Hacienda habían calculado que sin presupuestos iban a necesitar dos meses para poder sacar adelante las nuevas entrega a cuenta. Pero Sánchez tiene prisa. Podría recurrir a una de sus fórmulas favoritas, el decreto ley. A estas alturas nada de esto tendría que sorprendernos, en realidad Sánchez ha invertido los términos. Hasta su llegada a Moncloa los líderes políticos hacían campaña para ser presidentes del Gobierno, Sánchez lanzó una moción de censura para ser presidente del Gobierno y poder hacer campaña. Presentó unos presupuestos, cuando dijo que no iba a presentarlos, para acusar a la derecha y al independentismo de no apoyarlos, se presentó a una investidura, sin buscar apoyos, para poder acusar a Podemos y al PP y a Ciudadanos de irresponsables. Ofreció y retiró la oferta de ministerios a Podemos rápidamente para no llegar a un acuerdo. Ya no hay campañas electorales para ser presidente del Gobierno, ahora se es presidente del Gobierno para hacer mejor campaña, y los anticipos a cuenta están dentro de este programa.