De Haro: "No hay libertad si a un estudiante le dan una palizar por contar la historia como fue"
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La polarización y la criminalización del otro por las ideas que defiende han vuelto a la vida política española. Han vuelto con intensidad. Es un auténtico desastre porque celebramos los 40 años de la Constitución muy alejados del espíritu de la Transición. Ahora vuelve a ser frecuente tachar al otro de 'facha' o 'rojo'. Los extremos se atraen y vamos perdiendo un espacio común. No es normal que se pretenda tomar la calle para frenar lo que han decidido unas elecciones democráticas. No es normal alimentar la idea de que los que piensan diferente son enemigos. Y lo peor es que vuelve la violencia donde creíamos que se había acabado para siempre. Vuelve la violencia en el País Vasco. En 'Herrera en COPE' un testigo nos han contado esta mañana la brutal agresión que sufrió un estudiante en la Universidad del País Vasco el pasado viernes.
La agresión se produjo en el campus de Vitoria de la Universidad del Pais Vasco. En acto de clara cobardía: 15 encapuchados le dieron una paliza. Los violentos, los enemigos de la libertad, taparon sus caras, se ampararon en el tumulto. Es la violencia de los cobardes. Porque hay que ser muy cobarde para ir 15 contra uno y con la cara tapada.
¿Por qué le han dado una paliza a este estudiante? Porque pertenece a una Asociación que defiende la unidad de España y denuncia los homenajes a los etarras que se producen en el campus universitario. Derrotada ETA se libra en este momento una intensa batalla por el relato. El mundo abertzale, el que le dio los votos a Sánchez para la investidura, está en esa batalla para que triunfe una mentira. A lo largo de lo que va de año se han registrado 59 homenajes a miembros de ETA, 27 fiestas populares en las que se ha hecho referencia explícita a ETA y se han encontrado 50 pintadas y pancartas en las que "se le da las gracias a ETA por su lucha”.
La ley vasca de reparación de las víctimas del terrorismo establece que los poderes públicos evitarán el menosprecio o humillación de las víctimas o sus familiares. No hay más humillación que el enaltecimiento del terrorismo. Esta batalla no la podemos perder. La mentira no puede dominar. Los etarras cometieron asesinatos, no había ni habrá causa que pueda justificar su actuación. La libertad está todavía por conquistar sin a un estudiante en el País Vasco le dan una palizar por contar la historia tal y como fue.