De Haro: "El nuevo gobierno considera enemigos a los jueces que no dictan sentencias que le gustan"

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“Podemos hacernos daño”, canta el músico colombiano Juanes, “podemos perder las riendas y encontrarnos en la Guerra”. Parece que los socios de Gobierno ya están en la guerra antes de que haya Gobierno. Sánchez tenía mucha prisa, luego echó el freno y dijo que el Gobierno se conocería la próxima semana pero en las últimas hora ha vuelto a rectificar y ha decidido anunciar el Gobierno en cómodos fascículos.

Por eso hoy Moncloa ha filtrado que habrá cuatro vicepresidencias. Tres del PSOE y la Pablo Iglesias. Las vicepresidentes del PSOE serán Carmen Calvo será vicepresidenta de Presidencia y Relaciones con las Cortes; Nadia Calviño, Economía y de Digitalización de la Administración; y Teresa Ribera de Transición Ecológica y Reto Demográfico. El Gobierno en fascículos confirma que Sánchez tiene miedo a que le pase lo que le pasó al Movimiento Cinque Stelle en Italia, al que se lo comió el populismo de Salvini. El de Iglesias es populismo de izquierdas pero tiene la misma habilidad para crecer desde el poder.

El Gobierno en fascículos complementa el protocolo que ayer firmaron el PSOE y Podemos que se resumen en que los ministros de Podemos no pueden hablar de lo que hacen los otros ministros y no pueden actuar. Sánchez tiene miedo a que Podemos le haga daño.

Y el Supremo ha hablado. La sala de lo penal, en contra de la petición de la abogacía del Estado mediada por Sánchez y siguiendo el criterio de la fiscalia, ha determinado que la aplicación de la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) que le reconocía inmunidad como europarlamentario no significa que haya que excarcelar a Junqueras.

La sala de lo penal también rechaza concederle un permiso extraordinario para ir al Parlamento Europeo en Estrasburgo. El razonamiento del Supremo es sencillo: la inmunidad de Junqueras ha decaído porque está condenado con sentencia firme. El Supremo ha denegado la medida cautelar que había solicitado Junqueras para ir a la sesión del Parlamento Europeo después de que la Junta Electoral Central estimara que no tiene inmunidad.

Jurídicamente la cosa está clara. Ya dijo el TJUE que era el Supremo quien tenía que aplicar la sentencia. Otra cosa es lo político. La reacción del independentismo es más que previsible. Lo malo es que la reacción del Gobierno que esta por ser nombrado, también es previsible. Sánchez ya habló de desjudializar lo que Sánchez llama ahora el conflicto catalán. Y el que será vicepresidente Iglesias ya habló de una conspiración de jueces de derechas

Vamos a tener un Gobierno que considera enemigos a los jueces que no dictan las sentencias que le gustan . Los magistrado del Supremo siguiendo la doctrina de Iglesias atacan al Gobierno con la decisión que ha tomado hoy. Los jueces hubieran sido buenos jueces si hubieran puesto en libertad a Junqueras, son malos jueces si lo dejan en prisión. Lo que cuenta no es la ley, sino los sentimientos de la mitad de los catalanes, la política que quiere hacer el Gobierno.