De Haro: “No se puede hablar de “presupuestos de connivencia” cuando se están negociando con independentistas"

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Todavía queda mucho para que la subasta quede adjudicada. El Gobierno ha aprobado en el primer Consejo de Ministros del año el proyecto de Presupuestos. El proyecto tendría que haberse aprobado, por mandato constitucional, desde hace semanas. Y con la aprobación del proyecto de presupuestos empieza la subasta. Siempre que un Gobierno no tiene mayoría absoluta el proyecto de presupuestos da comienzo a la subasta.

Cuando gobernaba Mariano Rajoy, para cerrar el acuerdo de presuestos, el PP tuvo que esperar hasta finales de abril del año pasado y tuvo que poner encima de la mesa una subida de las pensiones que daba al traste con la reforma muy necesaria del sistema de pensiones. Fue el PNV quien dejaría caer unos meses después a Rajoy. El Gobierno ha abierto la subasta con el lema de que estos presupuestos son unos presupuestos de la connivencia.

Es curioso que el Gobierno le llame a estos presupuestos unos presupuestos de la connivencia cuando los está negociando con los independentistas que quieren imponer a la mitad de los catalanes y a la inmensa mayoría de los españoles una secesión. La subasta comienza con una subida de 1.700 millones mas de inversión para Cataluña, un porcentaje del 18 por ciento del PIB que es lo previsto en el Estatuto. El problema de esta subasta es que los que tienen que pujar están divididos, fugados de la justicia y no solo quieren dinero.

Hoy se ha reunido los del PDECAT en Waterloo con Puigdemont y los de ERC con Marta Rovira en Ginebra. Por lo pronto Puigdemont ha corregido a Torra. El presidente de la Generalitat dijo ayer que habría una crisis de Gobierno si en Madrid el PDECAT y ERC decían apoyar por su cuenta los presupuestos sin tener en cuenta su criterio. Hoy Puigdemont le ha enmendado a Torra y ha asegurado que la decisión la tomarán los diputados de PDECAT y ERC en Madrid. Luego Puigdemont ha añadido que no es solo cuestión de dinero sino de derechos humanos.

No sabemos cómo puede el Gobierno poner encima de la mesa de subastas una mejora de los derechos humanos cuando los derechos humanos son perfectamente tutelados. Desde Ginebra, Pera Aragones ha pedido concesiones políticas.

Hasta 2011 el nacionalismo catalán reclamaba dinero: entonces pedía un sistema de financiación. Pero Artur Mas decidió, en un huida hacia delante, reclamar independencia. El nacionalismo, convertido en indepentismo, no ha dado marcha atrás. La subasta que ha puesto en marcha Sánchez incluye alguna forma de blanqueo del independentismo que dentro de unas semanas va a ser juzgado en el Supremo.