De Haro: "Sánchez ha inaugurado una época sin división, claro, menos para los 11 millones que no le votaron"
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Nosotros, los blanquitos que vivimos en el norte del planeta, estamos acostumbrados a abrir el grifo y que salga agua, a darle al interruptor y que salga la luz.
Nosotros, los blanquitos del norte del planeta estamos acostumbrados a que, después de pagar impuestos, haya carreteras o trenes con los que viajar, hospitales en los que te curan, estamos acostumbrados a que si algún ruido nos despierta de madrugada ese ruido sea el del camión de la basura.
Pero para que haya agua limpia en el grifo hace falta construir pantanos, para que haya luz y hospitales hay que mantener un cierto orden, tiene que haber gente que estudie, que aprenda, y para que el estrépito a las tres de la madrugada sea el ruido del camión de la basura y no un bombardeo hay que tener una buena democracia, hay que haber trabajado mucho para construir una paz estable, una paz que está hecho de muchas cosas, de disuasión, de justicia, de perdón.
Para nosotros los blanquitos del norte del planeta, algo que suena como una mascletá, como el estallido de petardos, solo pueden ser petardos. Y eso no es así. Un estallido como de petardos puede ser un tiroteo que quiere acabar con el presidente de un país elegido democráticamente.
Un balazo en el abdomen supone que el estómago y los intestinos perforados están amenazados por una grave infección. El intestino delgado, hígado, colon y estructuras vasculares sufren graves daños. Esto es lo que le ha pasado al sufrido por Robert Fico, el primer ministro Eslovaco. Sigue en un estado crítico.
En Eslovaquia no está en fallas ni en Jarkov, la segunda ciudad ucraniana el estruendo es el del camión de la basura. Tiroteos y bombardeos en Europa, en la zona blanquita del planeta, donde hemos dado por descontado casi todo. Donde no tenemos una personalidad lo suficientemente fuerte como para abrazar y comprender al otro, donde hemos pensado que la paz es un fruto silvestre.
Estaba tardando Sánchez en colgarse las medallas de lo que Moncloa llama el fin del procés, después de los resultados en las elecciones catalanas. Ya se ha colgado las medallas de haber acabado con una época de enfrentamiento y de iniciar nueva fase de luz y color en Cataluña.
Sánchez ha alumbrado una nueva época de luz y de color. Discutir sobre esto es meterse en una discusión estéril, lo llamativo es que Sánchez se atribuye él solo el mérito de esta nueva fase.
En realidad el procés siempre fue una ensoñación. Nueva época de luz y de color en la que ya no habrá más enfrentamientos. Sánchez nos ha contado esta mañana que ha conseguido el fin de la historia, él solo.
Sánchez ha inaugurado una nueva época sin división y rencor. Bueno, división y rencor sí, pero solo para los 11 millones de españoles que no le votaron o no votaron a sus socios.