De Haro, sobre Cs: "Arrimadas se ha empeñado en pactar con el que había convertido a ERC y a Bildu en socios"

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No ha habido sorpresas. La moción de censura en Murcia ha fracasado. Solamente obtuvo el respaldo de los 17 representantes socialistas, los dos de Podemos y dos parlamentarios de Ciudadanos. El debate ha sido un ejemplo más de ese estilo tabernario que se usa ahora en las Asambleas regionales y el Congreso de los Diputados.

Y ahí se acabó todo el debate. Ni una idea, ni una propuesta, solo acusaciones mutuas, descalificaciones. ¿Cuánto tiempo hace que se presentó esta moción de censura? Hace solo ocho días, se presentó el miércoles pasado. Y desde entonces venimos hablando de terremoto, seísmo en la política española. Ha habido seísmo general, ahora tenemos elecciones en la Comunidad de Madrid y a Iglesias en proceso de salir del Gobierno. Pero el terremoto, fundamentalmente, ha dañado severamente la estructura de Ciudadanos.

Arrimadas

Dos senadores han abandonado el Grupo del Partido Naranja y lo han dejado sin grupo parlamentario en el Senado. Marta Martín, mujer que fue clave en el partido. Esta diputada se va a su casa y deja el escaño en el Congreso después de que uno de sus compañeros se haya pasado al grupo mixto. Fran Hervias, el que fuera secretario de organización del partido comió con los dos senadores que se han pasado al grupo mixto y con Marta Martín. Hervías trabaja rápido para desmontar el que fue su partido. Toni Cantó se ha marchado. Terremoto naranja que puede dejar reducida a nada a Ciudadanos.

Una crisis así no se improvisa. Seguramente la crisis de Murcia ha servido para destapar el pésimo momento por el que ya atravesaba un partido que vino a regenerar la vida política, que estuvo hace solo tres años, que tiempos, el primero en las encuestas. Los chicos naranjas eran los chicos sexys que iban a hacer todo nuevo. No eran profesionales de la política, traían aire nuevo.

Ciudadanos nació en 2005 con un manifiesto de intelectuales. Quizás ese fue un pecado de origen, mucha inteligencia y poca base. La política en España se hace así, mucho desde arriba y poco desde abajo. El éxito en Cataluña los catapultó en una España harta de un bipartidismo metido en una trinchera infinita. Y tenían hueco, vaya si lo tenía.

Para los que se habían cansado de una izquierda que había dejado de creer en España, para los que se habían cansado de una derecha arrogante y poca dispuesta a reconocer sus pecados de corrupción. Vaya que si había hueco, el hueco de la bisagra. Pero Rivera se empeñó en lo imposible, en liderar la oposición y no pactó a tiempo con Sánchez para evitar el acuerdo con Podemos. Y Arrimadas se ha empeñado en pactar con un Sánchez que había convertido a ERC y a Bildu en sus socios.