Fernando de Haro: "Hay pecados políticos que son muy difíciles de justificar"

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Otegi, que aunque no está en el Congreso, es el portavoz de uno de los socios parlamentarios del Gobierno, Bildu, hasta hace unos meses estaba inhabilitado por pertenecer a banda terrorista, o sea a ETA. En 2011 la Audiencia Nacional le inhabilitó por pertenecer a ETA hasta 2021. Fue el conocido como 'caso Bateragune'. Otegi fue condenado por intentar reconstruir Batasuna. Pero la juez del caso, la juez Ángela Murillo cometió una imprudencia.

Ángela Murillo le preguntó, como acabamos de escuchar, a Otegi, si condenaba la violencia. Y como no la condenó, Murillo dijo: “ya sabía que no iba a responder”. Esas pocas frases provocaron que Otegi recurriera al Tribunal Europeo de Estrasburgo que sentenció que Otegi no había tenido un juicio justo. Hubo que anular la sentencia. Pero Estrasburgo no entró en el fondo del asunto, no se pronunció sobre si Otegi había sido o no terrorista.

El Supremo tenía que decidir si se repetía o no se repetía el juicio. Y hace unas horas ha decidido que se repita ese juicio. ¿Eso qué significa? Pues significa que Otegi, que se presenta como un socio esencial de Sánchez, va a volver a ser juzgado por posibles actividades terroristas. ¿Esto que significa políticamente? Significa que se hará más claro y evidente que Sánchez ha cometido la imprudencia, la irresponsabilidad de apoyarse en gentes que comparecen ante los tribunales por dedicarse al terrorismo.

Otegi ha respondido con un tuit en el que ha dicho: “¡Ni nos domaron, ni nos doblaron, ni nos van a domesticar!”. Atención al tiempo de los verbos, ni nos domaron, ni nos doblaron. ¿Cuál es el sujeto que está en plural y que está detrás de ese dos vernos: ni nos domaron, ni nos doblaron, detrás de ese 'nos' está el mundo abertzale, está ETA. La frase no sería más que una bravata de un partido independentista, si detrás de eso nos no hubiera delitos de sangre. Los doblaron, claro que los doblaron, los doblos a los terroristas toda la sociedad española.

El Gobierno de Sánchez, obligado a inventarse algo para desligar lo indesligable, a Otegui que va ser juzgado por terrorista de su socio Bildu, ha argumentado que esto es igual que lo del Rey Juan Carlos: hay que separar la persona de las instituciones.

Ábalos, para salvar a su jefe, ha comparado al Rey Emérito con Otegi, y a la Monarquía con Bildu. Hay pecados políticos que son muy difíciles de justificar.

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