Fernando de Haro: "Sánchez no puede hacer lo mismo que Rajoy el 1 de octubre de hace dos años"
El presentador de 'La Tarde de COPE' analiza la actualidad política en Cataluña
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Carlos Granés es un antropólogo colombiano que llegó a España cuando Pablo Iglesias estaba ya ocupando un espacio importante en la Universidad Complutense de Madrid. A Carlos Granés le llamó la atención que en España se estuviesen produciendo fenómenos de populismo propios de América Latina. Carlos Granés ha publicado ahora un estimulante libro “Salvajes de una nueva Época”.
Granés sostiene que el independentismo catalán es otra forma de populismo, en este caso de populismo nacionalista que se parece al peronismo argentino. Desde el poder se pone en marcha un proyecto de hegemonía estética y de uniformidad del pensamiento. Ser catalán es ser independentista, ser catalán es necesariamente participar en las grandes performances que se organizan desde el poder: la Diada, las protestas por el 1 de octubre y ahora las protestas por la setencia del 1 de octubre.
Me he acordado de lo que dice Carlos Granés en su libro al escuchar esta mañana en el Parlamento al Vicepresidente de la Generalitat, Pera Aragonés, cargar dialécticamente contra la Guardia Civil. El independentismo se la juega en las protestas contra la sentencia del Supremo, tiene que mostrar músculo y para que haya músculo hay que calentar el ambiente, calentarlo desde arriba, señalar a la Guardia Civil como un cuerpo del Estado que a un buen catalán debe producir vergüenza por su presencia en Cataluña y por las declaraciones de sus jefes, un cuerpo que sirve a la ideología españolista.
Hay que calentar el ambiente. Por eso Pera Aragonés se ha mostrado muy ofendido porque el director General de la Guardia Civil, Félix Azón, defendió ayer la presencia de la Guardia Civil en Cataluña y la actuación de la Guardia Civil contra los miembros de los CDR acusados de terrorismo. El general de la Guardia Civil en Cataluña, Pedro Garrido, también defendió el papel de la Guardia Civil en la investigación para hacer posible el trabajo del Supremo.
La Guardia Civil defiende su trabajo y denuncia que hay odio. Y Pera Aragonés habla de vergüenza.
La Generalitat calienta desde arriba. Para enfriar los animos la delegada del Gobierno, Cunillera, se reunió ayer con la cupula de interior de la Generalitat. Y Marlaska esta mañana ha asegurado que “la colaboración se ha profundizado en extremos importantes y el nivel de confianza es inmejorable”. Estemos en campaña o no, en esto se la juega el Gobierno. Sánchez no puede hacer un Rajoy, no puede hacer lo mismo que Rajoy el 1 de octubre de hace dos años.