Fernando de Haro: "Sánchez no puede ser socialdemócrata con estos socios"

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Empezamos semana. Probablemente aprender un idioma no es lo que más nos cueste aprender, ni aprender a nadar cuando ya somos mayores, ni aprender a tocar un instrumento. Probablemente lo que más nos cueste aprender es que la marca de seda dental que usamos no nos conviene, que realmente no merece la pena viajar como un turista o quedar con algunos conocidos porque nos aburrimos. Lo que más nos cuesta aprender no es lo que está en los libros, sino en la vida. Los británicos tienen los supermercados desabastecidos, no encuentran camioneros, ni trabajadores de otras profesiones. Pero nueve de cada diez votarían lo mismo que votaron en el referéndum del Brexit. Sarna con gusto no pica. Se resisten a aprender de la vida, de la experiencia, por amor propio, por orgullo, por pereza. En realidad todos somos muy británicos en nuestra resistencia a aprender del desagrado que nos provoca cierta marca de seda mental, el gusto de cierta compañía, en nuestra resistencia a aprender de la experiencia.

Mal momento han elegido los socios de coalición para liarse a tiros unos con otros en el salón del Gobierno. Yolanda Díaz, la ministrísima de Trabajo, la vicepresidenta morada que parecía muy formalita y muy tímida, se ha revelado como la más dura a este lado del Missisipi. Después de que Sánchez apoyara expresamente a Nadia Calviño y que Nadia Calviño interviniera en la reforma laboral, en la contrarreforma laboral, hoy ha vuelto a defender que hay que hacer la contrarreforma laboral laboral y cargarse la legislación del PP.

Y Calviño se ha mantenido en sus trece, y ha asegurado en foro que hay que europeizar el mercado laboral. Toda esta crisis la ha provocado la propia Yolanda Díaz. Las encuestas dicen que está haciendo subir a Podemos. Yolanda Díaz por su cuenta y riesgo sin hablar con Nadia Calviño ni con nadie en el Gobierno redactó un borrador de contrarreforma laboral. Ese borrador acababa con dos cosas que flexibilizaron un poco el mercado laboral y hacia un poco más fáciles a las empresas, relativizando la fuerza de ciertos convenios colectivos. Calviño mandó parar. Calviño mandó parar por el fuero y el huevo. Por el fuero, porque quería dejar claro a Yolanda Díaz que todavía no era presidenta del Gobierno. Y por el huevo porque esa contrarreforma laboral hace las cosas más difíciles a los empresarios y mete rigidez en el mercado laboral en un momento en el que la recuperación no está consolidada. Calviño mandó parar porque Bruselas, Gentiloni, el comisario de Economía, lo ha dicho claro: fondos a cambios de reformas, no de contrarreformas.

Para armar más lío se ha metido en el tiroteo un jubilado: Iglesias pide la dimisión de Batet porque la presidenta del Congreso se ha limitado, después de resistirse mucho, a cumplir con lo que mandó el Supremo: cumplir con la condena y retirarle el acta a Alberto Rodríguez.

Mal momento, con el Banco de España advirtiendo de una revisión a a la baja de la economía, para esta ensalada de tiros. Sánchez no puede ser socialdemócrata con estos socios.

Herrera en COPE

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Con Carlos Herrera

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