Fernando de Haro: "A Vox se le puede calificar de muchas maneras, pero no como fascista"

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Esto que estamos oyendo es la bronca, el apedreamiento que montaron autoproclamados grupos antifascistas. En España no hay fascistas. A Vox se le puede calificar de muchas maneras, pero no como fascista. Este es el sonido que montaron personas convocadas por ese gran referente que es Monedero para impedir el mitin de ayer en Vallecas. El resultado fue cuatro personas atendidas en un Puesto Sanitario Avanzado, a las que se sumaron 21 agentes de Policía Nacional que se atendieron en una comisaría. Varios de ellos se trasladaron a centros hospitalarios para control radiológico. Tres de los heridos fueron hospitalizados.

El lanzamiento de piedras contra los representantes de un partido como Vox que iba a hacer un mitin en el barrio madrileño de Vallecas ha sido calificado por el portavoz parlamentario de Podemos, Echenique, como el recuerdo pacífico del poco amor que tienen al trabajo los pijos. Lanzar piedras es un gesto pacífico, como sabotear una noche tras otra Barcelona. Las pedradas según la ministra Montero eran una defensa contra el racismo y el machismo. El candidato Iglesias, invirtiendo los términos, con ese mecanismo que conocemos bien, victimizando a la víctima y exaltando al victimario ha acusado a Vox de ir a provocar violencia. El candidato Iglesias ha vuelto a predicar democracia cuando los suyos aplauden a los violentos. Iglesias, de antemano (cómo no), se ha dedicado a acusarnos a contar a los medios las cosas al revés. Iglesias ha querido demonizar a la policía publicando en redes sociales una foto con un simpatizante de Vox.

Los hechos son que Vox convocó un mitin en Vallecas, a lo que tiene pleno derecho. Ha llegado la hora en la que hay que recordar lo elemental: estamos en democracia, existe libertad de expresión. Vox tiene votantes en ese barrio, y si no los tuviera daría igual. Grupos afines a Podemos hicieron un llamamiento al linchamiento asegurando que el barrio era suyo. En realidad, electoralmente el barrio no es suyo, es del PSOE, que obtuvo el 35,9% del voto en las autonómicas de 2019 y el 37,8% en las generales de ese mismo año. El barrio es de todos, la ciudad. España es de todos o no es de nadie. Hubo despliegue policíal abundante, pero parece que no tenían órdenes claras de cuánta distancia tenía que haber entre los dispuestos a apedrear y los seguidores de Vox.

¿Por qué sucedió esto y qué significa lo sucedido? Que Iglesias vió en el mitin de Vox el cielo abierto para utilizar una fórmula política muy antigua para conseguir éxito. En su caso, salir de la irrelevancia, encontrar a otro en el que convertir en enemigo. La verdad no existe, da igual que Vox no sea fascista, no importa quién haya pegado a quién. Es como cuando Trump demonizaba a los inmigrantes: hay que fabricar un enemigo para salir de la irrelevancia incluso para justificar la violencia. Es un viejo mecanismo profundamente antidemocrático. Ya sabíamos de qué iba Iglesias, pero en la batalla de Madrid su pulsión antidemocrática se vuelve obsesiva, descarada. De esto afortunadamente es de lo que nos libró lo que él llama el régimen del 78. Afortunadamente.

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