De Haro, sobre con los planes de Sánchez: "Puede presentarse las veces que quiera, es un yonqui del poder"

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No te acuerdas de Ron DeSantis, gobernador republicano de Florida, parecía el mirlo blanco de los republicanos. Se retiró de la carrera presidencial. Hace un año se montó un buen lío en Florida, porque DeSantis sacó adelante una normativa sobre lo que podían explicar y no explicar los profesores.

Lo que DeSantis quería evitar es que los profesores enseñaran la nueva ideología progresista, woke. La izquierda de Estados Unidos se echó encima del gobernador de Estados Unidos porque quería decirle a los profesores lo que es verdad o mentira, lo que podían decir o no decir. Seguramente si un gobierno conservador en España, de derecha, pretendiera establecer qué es verdad y que es mentira, que pueden o que no pueden decir los periodistas, que es un verdadero medio de comunicación o qué es "un despreciable digital" dedicado a los bulos habría muchos que protestaran, con razón, porque un Gobierno quisiese limitar derechos fundamentales.

Sánchez se queda, Sánchez no solo se queda, quiere quedarse esta legislatura y para siempre. Desde ayer a las 11 de la mañana ha concedido dos entrevistas, a RTVE y a la SER. Una cosa plural. Y nos ha contado que ha superado la crisis, que va a acabar la legislatura y si le quieren, presentarse otra vez.

Está en su derecho tantas veces cuantas quiera y yo estoy en mi derecho de decir que es un yonqui del poder. Sánchez ha seguido con la matraca del "fango" y apunta ya por dónde va. En RTVE ayer sugirió que hay que cambiar las reglas para elegir a los miembros del CGPJ y esta mañana que el Gobierno tiene la responsabilidad de la renovación.

Presidente, que no. Que la renovación del CGPJ no es cosa de momento, del Gobierno, es cosa del Parlamento. Esto ya lo intentó hace 3 años, lo de rebajar las mayorías, y tuvo que retirar la reforma porque Bruselas, le tiró de las orejas, le dijo entonces que de politizar más a los jueces nada.

"Vamos a parar el reloj a la espera de que se sienten". Sánchez está empeñado, dice él, en luchar contra la difamación y los bulos.

Aquí también el presidente confunde las cosas. Una cosa es la difamación, y otro los bulos. Contra la difamación, no hace falta movilización, están los tribunales. Y el Tribunal Europeo lo dice claro: las autoridades “deben tener mayor grado de tolerancia ante las palabras ofensivas, y por ello se considera un colectivo que no necesita una protección especial”.

Y luego están los bulos. Sobre esto también hay iniciativas europeas. Las autoridades europeas entienden que no se puede ir más allá de la autorregulación para luchar contra la desinformación si no se quieren vulnerar derechos fundamentales. Un ministerio de la verdad sería antidemocrático.

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