De Haro: “El Gobierno no cuenta que quiere subir impuestos y, cuando se descubre, nos toma por tontos”
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La eliminación de la reducción por declaración conjunta en el IRPF es ciertamente un palo para las familias. El impuesto del IRPF contempla la posibilidad de que los matrimonios y las parejas de hecho con hijos puedan hacer una declaración conjunta que reduce la progresividad del impuesto, o sea que permite pagar menos si el marido o la mujer no ganan nada o ganan muy poco. Es una reducción justa porque permite pagar a las familias que solo tienen un ingreso menos impuestos. Eso es como están las cosas.
Los compañeros del diario El País este fin de semana, después de leerse el plan de recuperación, enviado por Sánchez a Bruselas y presentado por Sánchez nueve o diez veces, descubrieron que ese plan eliminaba la reducción por declaración conjunta. Lo que supone, de hecho una subida de impuestos importante para mucha gente, gente que no son los ricos sino la clase media y media baja. Esta subida de impuestos afecta a 3.700.000 contribuyentes de los que 500.000 viven en Madrid. Casi todos son personas que ganan menos de 43.000 años y que con un solo salario mantienen una familia.
¿Qué supone este hachazo para las clases medias, más bien bajas? Supone que el Gobierno ha faltado a su compromiso con la transparencia, ha presentado el plan 9 veces y ha ocultado que quería subir impuestos. Supone que el Gobierno está buscando ingresar 2.400 millones de euros subiendo más. Y supone que el Gobierno se parapeta en un feminismo de cartón porque el plan asegura que esta subida de impuestos es para facilitar la incorporación de la mujer al trabajo.
Si en una familia la mujer no se ha incorporado al mundo laboral es porque no puede, nadie deja de trabajar para no perder una reducción fiscal de 1.000 o 1.600 euros. O porque no quiere. Ayer cuando se supo la subida de impuestos que planea el Gobierno, lo primero que hizo el Gobierno es negarlo. Aseguró que en realidad es una propuesta en estudio. Pues nada que se lo expliquen a Bruselas. Primero no nos cuenta la intención de subir impuestos y luego cuando se descubre el pastel nos tratan como tontos.