De Haro: "Hace 20 años del 11-M, pero el hueco sigue ahí y espera justicia y reparación"
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Quiero despertar hace 20 años de aquella pesadilla, porque no puede ser verdad. 193 personas habían sido asesinadas. Viajaban en trenes como los que estoy viendo ahora en Atocha, asesinadas por el terrorismo yihadista. No puede ser verdad, pero era verdad y lo contábamos así hace 20 años, esto es lo que sonaba a las cuatro de la tarde hace 20 años.
Hace 20 años todavía los jueces no habían levantado los cadáveres. En este momento hay mucho movimiento en Atocha, tres trenes parados en las vías, la gente corre para cogerlos y va y viene de su trabajo. Como iban Eva, Óscar, Liliana, Florencio, Juan Alberto, Maria Nuria, Ana Isabel, Livia y así hasta 193.
193 vecinos de Madrid se levantaron aquella mañana temprano para coger el tren antes de las 7:30 y se levantaron como nos levantamos todos, heridos por una mala palabra de la pareja, del jefe, ilusionados por una visita o un viaje, esperando que la vida mejore, triste porque nada nos contenta, contentos porque la esperanza resiste. Tomaron a prisa el café o salieron de casa sin desayunar porque luego ya lo tomarían.
Eva, Óscar, Liliana, Florencio pensaban en sus cosas, en los gastos del mes, en la película que habían visto la noche anterior, la muerte era algo que les sorprendía a otros, ellos eran jóvenes, iban a vivir hasta los 80, quizás hasta los 90 años, y entonces se produjo la explosión. Así nos lo contaba Gastón esta mañana.
Sobrevivió a los atentados. Eva, Óscar, Liliana, Florencio, no sobrevivieron. Se levantaron como nos levantamos, se apretujaron en el tren y luego el fogonazo, el dolor y otra vida. Los hermanos, la mujer, el marido de Eva, Óscar, Liliana, Florencio, los llamaron una y otra vez a unos móviles que no cogían. Y luego los heridos, miles de heridos, miles de horas de hospital, de lenta recuperación, de noches de insomnio.
Las familias de las víctimas lloraban, nosotros llorábamos, no nos creíamos lo que había pasado. Hace 20 años de aquello, pero el hueco sigue, ahí entre el ombligo y el cuello, un hueco que espera justicia, reparación, un hueco infinito. Descansen en paz los 193 fallecidos, nada de lo que fueron se ha perdido.