De Haro: "Mientras los problemas reales quedan en segundo plano nos centramos en políticos que van a lo suyo"
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La España de 1941 era la España de la terrrible y negra postguerra. Hay que volver a leer 'Nada' de Carmen Laforet o esa gran novela que es 'Incierta Gloria' de Joan Salas para hacerse una idea de cómo era la vida en España entonces. El hambre y la escasez de fertilizantes llevó a sustituir el trigo y el arroz por boniatos. La España prospera de 2019 tiene la tasa más baja de nacimientos en el primer semestre desde 1941. Lo ha dado a conocer el Instituciona Nacional de Estadística.
Mientras los problemas reales como la demografía, el paro y la educación quedan en segundo plano tenemos que ocuparnos de una agenda fijada por unos líderes políticos que van a lo suyo. Esta tarde hablaremos de la ronda de consultas de los partidos políticos con el Rey, desvirtuada porque Sánchez se autocoronó antes de tiempo. Y tenemos en la agenda también comprender qué significa que las juntas tratamiento de las tres cárceles catalanas en las cumplen condena los políticos condenados por el procés les hayan concedido el segundo grado. ¿Qué significa esto? Es lo que le proponen las juntas de tratamiento que toman esta decisión a expensas de lo que decida la Generalitat.
El secretario de Medidas Penales de la Generalitat, Amand Calderó, ha explicado que la decisión no se ha tomado por unanimidad y se ha puesto estupendo y ha dicho que ellos no son jueces pero que ellos garantizan derechos. Además ha dicho que los jueces aplican las leyes y rescinden derechos, que son ellos los que garantizan. Los condenados lo están porque han ido contra los derechos de todos.
Cuando alguien está preso, su situación penitenciaria es de primer grado, de segundo grado y de tercer grado. Lo normal es que los presos estén en segundo grado. Solo están en primer grado los que son peligrosos. El tercer grado, que es el que reclamaban JxCat, permite salir de la cárcel y solo volver a dormir. No es normal que con condenas tan largas como tienen los condenados por el procés se conceda el tercer grado cuando se llevan cumplidos solo dos años de prisión. Lo que han hecho las juntas de tratamiento es lo normal en estos casos. ¿Van a poder salir los condenados en segundo grado? El segundo grado prevé que los autoridades penitenciarias, con el artículo 100.2 del reglamento penitenciario elaboren un programa para cada preso, que puede, como en el caso de Urdargarín hacer unas horas de voluntariado. Pero el segundo grado no es un régimen de semilibertad. En este caso el segundo grado les evita, en caso de que sea recurrido por la Fiscalía, que el que decida sea el Supremo. En este caso si recurre la Fiscalía decide la Audiencia Provincial de Barcelona. De momento, el futuro de los condenados no está en manos de Marchena. Ahora, habrá que ver que programa personalizado que se le hace a cada preso.