De Haro reflexiona sobre las heridas emocionales: "Hemos aprendido a reconocernos vulnerables"
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"Las largas sombras" es una serie que echan en Disney Plus. Aviso que no he visto la serie, pero Elena Grandal, que es la subdirectora-directora de este programa, dice que le ha gustado.
La serie arranca con la aparición de un cadáver de una persona que murió en un viaje de fin de curso. Un grupo de viejas amigas se reúnen y empieza el thriller. ¿Por qué te cuento el argumento de esta serie si no la he visto?
Porque la actriz Marta Etura es una de las protagonistas. Y hoy le hacen una entrevista a Etura en El País que me ha resultado muy interesante, pero que muy interesante. Comentando lo que sucede en la serie, Etura habla de sí misma y de su hija. Habla de las heridas y de las cicatrices que tenemos todos, de las heridas de la infancia.
Añado yo que las heridas no vienen solo en la infancia, las heridas se sufren también en la adolescencia, en la vida adulta, también en la vejez. Todos sabemos de qué hablamos cuando hablamos de heridas: las heridas de un trastorno alimentario, las heridas de un complejo, las heridas de la traición de un amigo, de la humillación de un jefe, de una persona que era el amor de tu vida y dejó de serlo, de una infidelidad, las heridas del que se ha quedado huérfano, del que se ha quedado viudo, del que se autolesiona, del que no consigue desengancharse de algo malo, del que ha sido humillado por ser religioso o por no ser religioso, por ser heterosexual o ser homosexual, las heridas de una maternidad frustrada... Podría estar toda la tarde enumerando las heridas y darían las siete y no habría acabado.
Todos sabemos de qué se habla cuando se habla de heridas. En Broken Heart, por ejemplo, Taylor Swift habla de la herida que le causa ser una estrella que siempre tiene que estar bien. Habla Taylor Swift de cómo se rompe.
Si hay algo bueno en este último tiempo, si algo bueno nos queda después de ese Covid del que nos hemos olvidado, es que hemos aprendido a reconocer y reconocernos que somos vulnerables.
Marta Etura, con mucho realismo, dice en esta entrevista de la que te estoy hablando que es imposible que no haya heridas. Es imposible porque ningún ser humano es perfecto. Y añade que ella está intentado no cometer errores con su hija, pero que sabe que los cometerá.
Heridas siempre hay. Y son menos heridas cuando se reconocen, cuando no se tapan ni se pretenden cicatrizar con saliva. Lo dice también Marta, en la vida tú puedes tapar algo y al final la vida te lo pone delante. Pues es así.
Es la vida, la que decide, el modo en el que te afectan las heridas no lo decidimos nosotros, ni el presidente de la empresa, ni la pareja. Es la vida que hay en nosotros la que decide si hemos encontrado algo que haya sido capaz de convertir la herida en cicatriz, si hemos dejado de cojear, si algo o alguien nos ha restaurado, si la herida ha sido una oportunidad para crecer.
Hay heridas que cierran pronto, hay otras heridas que tardan mucho en cerrar. Y hay heridas que no cierran nunca. Debajo de todas las heridas está la herida que nos acompaña siempre, la de estar perpetuamente insatisfechos. Por más que compras, siempre quieres comprar más. Es la herida que más grita cuando estás sano. Es la herida de la que hablaba Billie Eilish en la banda sonora de Barbie, la herida de querer saber para qué está hecho uno.
Hay quien la considera, a esta gran herida, una aliada, no una enemiga. Luego ya, si acaso, hablamos de política.