Pilar Cisneros: "A la mayoría no nos da miedo la Inteligencia Artificial, sino los hombres que la manejan"

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Se llama Ana Indiana. Es muy joven, tiene una cara de rasgos finos, morena de piel, ojos marrones, labios grandes y pelo castaño ondulado.

Mira de frente, pero con una postura forzada, semirrígida y se define como cantautora. No sé si te gusta su voz o su música, pero que sepas que esta es su primera canción y tiene todo el tiempo del mundo para mejorar. Porque ni Ana Indiana, ni su voz existen en el mundo real.

Todo está generado por Inteligencia artificial y cuando digo todo, digo que todo está hecho sin intervención humana: desde la joven cantante a la canción, la letra, la música, todo lo ha generado una Inteligencia Artificial.

Yo no la veo como para encabezar las listas de éxitos, no es Taylor Swift, de momento. Pero, ¿qué pasará dentro de dos años?

Llevamos días pendientes de hacia donde va la Inteligencia Artificial tras la guerra interna en la empresa más puntera de esta tecnología Open AI, desarrolladora de CHAT GTP.

Lo contamos en aquí en La Tarde. Sam Atlam, CEO y fundador, fue despedido y readmitido cinco días después, lo que supuso el triunfo de los que quieren un desarrollo más rápido y con menos cuestionamientos éticos.

Y se nos ha dicho que incluso podríamos estar cerca de la superinteligencia, la inteligencia artificial con capacidad de pensar y decidir. La inteligencia capaz de superar a los humanos.

Y eso nos genera miedo; miedo a lo desconocido, a la rebelión de las máquinas que tantas veces hemos visto en películas de ciencia ficción como Terminator.

Reconozco que siento fascinación por la capacidad del ser humano por crear nuevas tecnologías capaces de cambiar el mundo. Y prefiero pensar que sus ventajas serán mayores que sus inconvenientes

Pero lo que me deja pasmada, lo que no entiendo es como el ser humano, capaz de lograr avances tecnológicos, revolucionarios, sea el mismo ser humano capaz de perpetuar las guerras y la crueldad más salvaje.

Como compaginar la imagen y la voz angelical de Ana Indiana con las caras de niños en pijama que son liberados tras 50 días de cautiverio, con niños utilizados como botín de guerra en pleno siglo XXI.

Niños muy pequeños. Niños rehenes, niños muertos de un bando y de otro. Niños víctimas inocentes de la mayor involución del ser humano: la guerra.

A la mayoría no nos da miedo la Inteligencia Artificial, sino los hombres que la manejan.