Pilar Cisneros: "A mí no me quita nadie que Puigdemont no había disfrutado tanto desde su huida de España"
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Hechos comprobables. Es lo que pide Puigdemont para dar un sí a la composición de la mesa del Congreso, es lo que pide para comprometer sus votos. Lo ha hecho a través de un tuit, la misma fórmula de su última comunicación hace dos días cuando hablaba de subir la subasta.
El prófugo de Waterloo le ha cogido el gusto a las redes sociales. Es que lo que tiene Twitter: te permite soltar la piedra y esconder la mano.
Y observar como las ondas concéntricas que generan lo que has escrito van engordando en el estanque de la incertidumbre.
Yo no sé lo que pasará mañana en la votación de la Mesa del Congreso, pero a mí no me quita nadie de la cabeza que Puigdemont no había disfrutado tanto desde su huida de España.
Pasar de golpe de la insignificancia al máximo protagonista de las negociaciones políticas en España, en la figura clave para formar lo que la izquierda llama un gobierno progresista, le tiene a buen seguro en un estado constante de éxtasis similar al que sintió el personaje de DiCaprio en Titanic cuando encaramado a la popa gritó aquello de “soy el rey del mundo”.
Cada vez todo es más flipante en la política española. Más nos vale acostumbrarnos a que cualquier cosa, por increíble y surrealista que parezca, pueda llegar a pasar en la próxima legislatura.
Sería deseable, al menos que pudiéramos entender a los políticos cuando hablan. ¿Por qué Yolanda Díaz se inventa las palabras?
La palabra performar no existe en el diccionario. Por aclarar.
En fin, mañana, a esta hora ya tendremos varias pistas y un aperitivo muy ilustrativo de lo que nos espera.