"A los adultos nos corresponde dar a los niños aquello que no encontrarán fácilmente en la pantalla: educación"

La directora de 'La Tarde' analiza el uso indiscriminado de pantallas entre los más jóvenes

- 3 MIN

      
      
             
      

¿Qué hacías tú con 10 o 12 años? ¿Cómo pasabas el tiempo libre? Los que somos de mi generación, de mediados de los 70, probablemente pasábamos mucho tiempo con los amigos en el parque, horas con los juegos de mesa, dándole al fútbol o viendo aquellas series de televisión como 'el coche fantástico' o el 'Equipo A'. Esta podría ser nuestra escala de entretenimiento de aquellos años. A día de hoy, no voy a decir que haya desaparecido, pero sí que ha quedado relegada por las pantallas de móvil.  

El teléfono móvil está ocupando gran parte del tiempo de nuestros hijos, sobrinos o nietos. En gran parte se debe a que para muchos de nosotros el móvil se ha ido convirtiendo una herramienta para entretener a los niños desde que son pequeños, como una manera rápida de obtener un respiro. Sinceramente, que los niños se entretengan no tiene nada de malo y que los padres tengan un poco de tranquilidad, tampoco.

Creo que problema viene cuando los niños acaban haciendo del móvil una prioridad y a medida que van creciendo acaban gestionando, prácticamente por sí mismos, lo que ven, cuánto lo ven y cuándo lo ven.

En esa pantalla del móvil podemos encontrar la explicación a una ecuación matemática que no hemos entendido en clase, o el resumen de la reconquista para entender bien la Edad Media en España. Pero también puede aparecer la explosión que destroza a un soldado en Ucrania o por ejemplo, una escena de pornografía sin ningún filtro.

El móvil no decide lo que muestra, es el usuario el marca los límites y aquí dejo varias preguntas. ¿Un niño o una niña de 10 u 11 años sabe cuáles son esos límites? ¿Se los hemos enseñado nosotros?

El gobierno ha dado a conocer hoy el informe que un grupo de 50 expertos ha elaborado para proteger a los menores del entorno digital. Son recomendaciones que plantean por ejemplo, que los menores de 6 años no usen pantallas. Que los niños entre 12 y 16 años tengan teléfonos sin acceso a Internet o que los fabricantes incluyan un etiquetado advirtiendo de los riesgos y contenidos a los que se puede acceder con ese aparato, incluida la violencia y el porno.

      
             
      

Tenemos expertos, tenemos informe y tenemos un problema que tiene ya un reflejo judicial. Con la “alarmante espiral que no para de crecer” de delitos sexuales cometidos por menores que ven contenidos inapropiados para su edad. Esto no lo digo yo, lo dice un informe de la Fiscalía General.

Está claro que algo hay que hacer porque la tecnología va muy por delante de la regulación que debe limitarla. Pero hay que asumir que no se pueden poner puertas a ese campo. Tarde o temprano, nuestros hijos, nietos o sobrinos van a entrar en ese mundo y lo harán muy rápido.

Creo que a los adultos nos corresponde darles aquello que no encontrarán fácilmente en la pantalla, educación y una referencia ética y moral para la vida.