

"En este caso, no es que la justicia sea ciega, es que es todo lo contrario, sabe perfectamente dónde tiene que mirar"
La presentadora de 'La Tarde' analiza la ley de la amnistía, que ha sido avalada por el Tribunal Constitucional, y que, de momento, excluye a Puigdemont
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“La ley de amnistía tiene cabida en la Constitución, no es arbitraria y no genera desigualdad”. Así avala el Tribunal Constitucional la norma que aprobó el gobierno de Pedro Sánchez como pago por la investidura.
Una decisión polémica y que ha sacado adelante la mayoría progresista del tribunal con seis votos a favor y los cuatro votos conservadores en contra. Todos ellos han emitido un voto particular. La decisión del Constitucional no ha cogido por sorpresa, la verdad, que a nadie.
Si lo piensas es todo un círculo político. El delito lo cometieron políticos, la amnistía se pactó con un acuerdo político entre PSOE y Junts, después se votó en el Congreso de los Diputados, lo recurrió otro partido político y la sentencia la han votado jueces que han sido elegidos por políticos que, a su vez, tienen intereses políticos en la elección de los jueces.
Así se cierra el círculo de la amnistía, aunque lo cierto es que a Puigdemont no le está saliendo del todo redondo todavía. Lo que ocurre es que Puigdemont y otros implicados en el procés, como Junqueras, están también acusados de malversación y la amnistía no se puede aplicar a personas acusadas de malversación si tuvieron un enriquecimiento personal.
El gobierno puso esta excepción de la malversación en la ley para evitar un conflicto con el derecho de la Unión Europea, pero metió el matiz del enriquecimiento personal con la intención de salvar a acusados como Puigdemont o Junqueras. El plan se torció cuando el Tribunal Supremo consideró que los implicados sí que habían tenido ese enriquecimiento personal durante el procés y por tanto, no cabía aplicarles la amnistía de forma completa.
Ayer mismo se lo confirmaron a Puigdemont y por eso mantienen la orden de detención contra él y sus exconsejeros Toni Comín y Lluís Puig. Con su postura al Supremo rompió los esquemas que había planteado el gobierno con los independentistas.
Precisamente para reconstruir esos planes truncados, lo normal es que el siguiente paso del fugado de Waterloo sea acudir al Constitucional con un recurso de amparo y más aún conociendo que este tribunal ya ha avalado la amnistía. En este caso no es que la justicia sea ciega, es que es todo lo contrario, sabe perfectamente dónde tiene que mirar.