"Ni los científicos saben dar una respuesta definitiva y el origen del coronavirus es un misterio; las consecuencias, sin embargo, las conocemos demasiado bien"

La directora de 'La Tarde' analiza el quinto aniversario de la pandemia y del estado de alarma en nuestro país, y explica cuáles han sido las consecuencias tras estos años

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Hoy, hace justo 5 años, se anunció el estado de alarma. Se cerraron las puertas de los hogares españoles a la vez que se abría un paréntesis en la historia. Comenzó el confinamiento.   

El mundo se quedó absolutamente paralizado por un virus, algo que solo creíamos posible en una película de miedo. La realidad superó a la ficción y lo hizo llevándose por delante la vida de miles de personas. A día de hoy no sabemos ni siquiera cuántas.

No sé si a ti también te pasa, pero “solo” han pasado 5 años y tengo la sensación de que ha pasado bastante más tiempo.

Seguramente todo tiene mucho que ver con la necesidad que hemos tenido de pasar página cuanto antes, aunque a veces me pregunto si realmente el mundo ha vuelto a ser el mismo que era antes de que la civilización echara el cierre global.

¿Te acuerdas? Lo llamaron nueva normalidad y lo cierto es que lo que vino después de los confinamientos ha sido un mundo diferente, cambiante, más polarizado y con una sociedad más irritada.

La palabra crisis, según la RAE, se define como un cambio profundo y de consecuencias importantes en un proceso o una situación. Eso fue exactamente la pandemia, una crisis sanitaria que agitó el mundo.

A día de hoy, tampoco tengo muy claro qué lecciones pudimos sacar de aquellos días, pero al menos, la ingenuidad de las primeras semanas nos permitió un sentimiento solidario que nos hizo hacer piña. Remar todos a una.

Prefiero quedarme con esto y con el ingenio que brotó aquellos días para sobrellevar mejor las horas en casa. Alguno descubrió su verdadera vocación sacando al panadero que llevaban dentro. A otros les dio por estudiar idiomas o hacer manualidades. Surgieron gimnasios en los salones de las casas y aprendimos a ser mucho más pacientes, especialmente si había niños de por medio.

Aquellos meses nos pusieron a prueba, no solo como sociedad, sino individualmente a cada uno de nosotros.

Por cierto, han pasado 5 años y nadie tiene claro todavía de dónde salió el coronavirus, nadie puede afirmar cuál fue su origen.

En el instituto de salud Carlos III descartan casi por completo que saliera de una probeta en un laboratorio chino de Wuhan, pero claro, ha sido tan dañino que parece hecho apropósito, diseñado.

Desde la ciencia, mantienen como teoría principal que fue por “transferencia zoonótica” una transmisión desde animales a hombres. El famoso murciélago o el famoso pangolín del mercado de Wuhan. A saber.

La realidad es que ni los científicos saben dar una respuesta definitiva y el origen sigue siendo un misterio. Las consecuencias, sin embargo, las conocemos demasiado bien.