

"España es el país de la Unión Europea que más invierte en gasto farmacéutico en relación a su PIB"
La directora de 'La Tarde' analiza uno de los cambios que quiere implementar el Gobierno respecto a las recetas de los medicamentos, y explica cuáles son las claves de ese cambio
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Voy a empezar con este dato. El sistema sanitario español gastó el año pasado 272 euros por cabeza en medicamentos marcando un récord histórico. Se recetaron más de 23 recetas por habitante.
Analgésicos, seguidos por los ansiolíticos y los fármacos para el colesterol están en la cúspide del consumo que hacemos los españoles. Los medicamentos están en el día a día de todos y para muchas personas son vitales, literalmente.
Por eso, es importante saber que hoy el Gobierno ha dado un paso para reformar el sector que ahora mismo tiene una legislación que data de los años 90. Ahora se proponen cambios, por ejemplo, en en la manera de regular el precio de los fármacos o de quién nos puede prescribir las recetas.
Todavía tiene que pasar por el Congreso de los Diputados, pero el esqueleto ya está elaborado y plantea cambios interesantes para cualquier ciudadanos que acuda a la farmacia. Vamos a buscar algunas claves.
Por ejemplo, si un medicamento de una marca concreta se ha agotado, el mismo farmacéutico podrá dar un producto equivalente sin que el paciente tenga que volver al ambulatorio a por una nueva receta.
También se amplían los profesionales sanitarios que podrán prescribir fármacos. En estos momentos, solo lo pueden hacer médicos, odontólogos y podólogos, pero con la nueva norma esta se extendería a enfermeras y fisioterapeutas "dentro de sus competencias".
Sin embargo, el gran cambio va dirigido a impulsar el uso de genéricos. Cuando entre en vigor todas las recetas deberán poner el nombre del compuesto genérico y si el médico quiere también puede añadir el nombre comercial, pero el nombre genérico estará siempre en la receta.
En estos casos en los que existan dos o más alternativas, si el paciente no tiene preferencias, el farmacéutico deberá entregarle la que sea más barata.
Por poner un ejemplo popular: estamos con una gripe y el medico de cabecera nos receta un medicamento para la fiebre. El genérico sería el paracetamol, pero el doctor puede incluir el nombre comercial, el Gelocatil. Si el paciente prefiere esta versión “de marca” deberá pagar la diferencia respecto al genérico.
El objetivo de fondo está claro, reducir el desproporcionado coste en farmacia que tenemos. España es el país de la Unión Europea que más invierte en gasto farmacéutico en relación a su PIB.
Se trata de buscar una receta para paliar esta situación, lo de receta, nunca mejor dicho en este caso.