"Europa sigue con su papel de convidado de piedra en una cena en la que le han sentado en la mesa de los niños"

Según Estados Unidos se está buscando frenar la invasión que Rusia comenzó sobre Ucrania hace más de 3 años. Pero esto es muy genérico y sería más acertado ceñirse a lo que el propio Trump ha adelantado como temas de la reunión: territorios, centrales nucleares y el reparto de “ciertos activos".  

Lo que parece claro es que Putin no va a renunciar al territorio que ya ha conseguido conquistar y que Estados Unidos indirectamente le reconoce con la nueva administración Trump. Para ser claros, Putin nunca habría descolgado el teléfono sin esta condición. Rusia controla un 18% del territorio dentro de las fronteras de Ucrania y el propio gobierno de Zelenski asegura hoy que hay casi 500 localidades que ahora están bajo control ruso.

Lo que va a intentar Trump es frenar los combates para poder negociar con más tranquilidad. Te podrás imaginar que el interés de la Casa Blanca no es altruista sino que persigue afianzar el acuerdo que tiene con Ucrania para la explotación de tierras raras. En medio de una guerra abierta esto no puede llevarse a cabo.

El mundo espera un punto de inflexión con esta llamada y el que debe dar una respuesta es Putin. A Zelenski fue fácil convercerle por la vía de los hechos, pero con Putin es diferente porque el propio Trump le ha puesto en una posición de ventaja.

Al final, a regañadientes, Ucrania ha tenido que delegar por completo la negociación en Trump para lograr garantías de seguridad en un futuro. Seamos sinceros, lo hace porque no confía en la actual capacidad de Europa para frenar a Rusia por mucho que le hayan prometido apoyo. Europa, precisamente, sigue con su papel de convidado de piedra en una cena en la que le han sentado en la mesa de los niños. Puedes ver, puedes escuchar, te puedes quejar, pero no puedes tomar decisiones aunque te afecten.