"Hay un exceso de aprovechados que queriendo jugar a ser médicos sin saber de nada más que de su propio beneficio"

La directora de 'La Tarde' analiza las estafas que hay en supuestos centros de retoques estéticos y todo lo que hay detrás de ello

- 3 MIN

No es un caso aislado, aunque sí que es un caso extremo. Todavía andamos en La Tarde boquiabiertos con el quirófano clandestino que se escondía en un piso al que se accedía desde la trascienda de una clínica en el barrio madrileño de Carabanchel. 

Vimos las condiciones deplorables, realmente deplorables, en las que se estaba realizando allí la actividad. Había desde heces hasta animales por allí sueltos. Incluso nos encontramos con algún medicamento caducado por allí. Nunca habían visto nada igual, dicen desde la Policía Nacional.

Pero a pesar de lo que acabas de escuchar, a este centro de estética, por llamarlo de alguna manera, no le faltaba clientela. Por allí desfilaban a diario hasta 20 personas diferentes para recibir supuestos tratamientos. El problema desde luego va mucho más allá de este caso concreto, que no es aislado, ni mucho menos.

Las operaciones estéticas han crecido en España un 215% en los últimos 8 años. Así que es evidente que hay negocio, porque hay muchísima demanda. Y en general no es que estemos hablando de tratamientos precisamente baratos. Salvo que para rebajar los precios hay a quien esté dispuesto a jugarse, la salud e incluso la vida de sus clientes.

Sin ir más lejos, a principios de este mes conocimos una macrooperación contra 24 clínicas que utilizaban sustancias ilegales compradas a una red criminal. Operaban en Alicante, en Málaga, Madrid, Cádiz, Murcia, Córdoba o Sevilla. Ejemplo de que el problema está bastante extendido. Y en esas clínicas se utilizaban jeringuillas de ácido hialurónico, toxina botulínica y lidocaína, entre otros productos. Hablamos de sustancias peligrosas si no hay garantías o si se administran mal. Y al igual que ocurre con el tráfico de drogas, todo este material sanitario llegaba de manera clandestina.

La mayor parte procedente de Corea sin pasar control sanitario y sin pagar IVA, abaratando considerablemente el coste de unos tratamientos cada vez más de moda. Claro, luego llega la otra parte. Efectos adversos, reacciones alérgicas, inflamaciones y a veces consecuencias más graves como parálisis.

En el caso del quirófano clandestino destapado en Madrid, dos mujeres acabaron en urgencias y una de ellas estuvo ingresada durante varios días. ¿Y qué se puede hacer para frenar las clínicas ilegales? Pues en primer lugar, es verdad que cabría pedir más control por parte de las autoridades, pero el problema llega cuando este tipo de actividades no se llevan a cabo en clínicas, sino en pisos, porque ahí hace falta una autorización judicial para que entre la policía.

Y no hay inspección posible donde en teoría no hay ningún negocio. Explican algunos especialistas que se han llegado a hacer tratamientos en cuartos de baño de los bares. Y en Usera, en Madrid, se descubrió hace unos meses una clínica estética clandestina en una peluquería. Así que detectar a quienes ponen en riesgo a los demás no te creas que es nada fácil. Pero además también es crucial pedir más responsabilidad personal. Primero, si vas buscando algún tipo de tratamiento, retoque estético.

Comprueba que el centro en cuestión tiene la licencia sanitaria 48, que sirve para identificar a los centros que están autorizados por el Ministerio de Sanidad. Y segundo y fundamental, siempre hay que tener presente los riesgos, que son muy serios. Dicen desde la Sociedad Española de Medicina Estética que hasta un 65% de las intervenciones estéticas se realizan por profesionales no médicos y hasta el 20% se llevan a cabo en lugares no regulados como peluquerías, domicilios o centros no acreditados.

Así que es evidente que hay un problema de concienciación y de fiebre desmedida por los retoques. Y hay un exceso de aprovechados que queriendo jugar a ser médicos sin saber de nada más que de su propio beneficio.