

"El mercado laboral afronta un cambio profundo, solo queda adaptarse, pero esa adaptación será más “humana” si se guía por la ética y la moral"
La directora de 'La Tarde' profundiza en este Día Internacional de los Trabajadores en la irrupción de la inteligencia artificial en el mundo laboral y en cómo eso nos afectará a todos los profesionales
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1 de mayo, Día mundial de los Trabajadores que muchos estamos celebrando precisamente trabajando y que conste que me alegro por todos aquellos que podéis disfrutar de un descanso en este día.
No es el mejor momento en España, la verdad, para hablar del mercado laboral después de conocer los últimos datos de la Encuesta de Población Activa que marcan la mayor subida del paro desde 2013; y mantiene a España como campeona europea del desempleo juvenil con un 26% de desempleo. Sinceramente, ha habido datos mejores.
Es bueno recordarlo porque estas cifras se conocieron el lunes justo el día del gran apagón, así que informativamente, quedaron a oscuras.
Hoy hemos vuelto a ver a los clásicos sindicatos, con las clásicas pancartas, en la clásica manifestación, en una especie de romería de megáfono en mano y su parafernalia habitual, incluidos los ministros del Gobierno de Sánchez como atrezo político.
Toda esta tradición, que se replica año tras año, me resulta chocante en un mundo marcado ahora mismo por la irrupción de las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial. Tengo esa sensación de que deberían de renovarse un poco antes de empezar a parecer una reliquia de tiempos pasados. Y eso es algo que podemos extender a toda la sociedad.
Lo de la inteligencia artificial no ha hecho más que comenzar. Ahora mismo, para la gran mayoría de nosotros, la IA es una herramienta de consulta o de ocio. Pero en el entorno empresarial o laboral empieza ya a sustituir procesos especialmente en el campo intelectual. El cambio no será de forma inmediata, pero tampoco parará.
Quédate con este dato: casi un 40% del empleo mundial está expuesto a la inteligencia artificial. No lo digo yo, lo dice un informe el Fondo Monetario Internacional. Además, esta incidencia será mayor en los países desarrollados porque es donde más tecnología puede ser aplicable a la IA.
Esta exposición de la que habla el FMI no significa necesariamente una lectura en negativo. La inteligencia artificial puede ayudar a mejorar la productividad y la precisión en el trabajo. Pero a nadie se le escapa el riesgo de que acabe sustituyendo la labor de una persona, sea cual sea su labor.
Por poner solo un ejemplo, las asociaciones de pilotos comerciales ha protestado recientemente ante la idea que estudian los fabricantes de aviones europeos para que el copiloto se pueda ser sustituido por una inteligencia artificial. Es un solo un ejemplo, pero también es una posibilidad real.
El mercado laboral mundial afronta un cambio brutal y profundo. No puede renunciar a él, así que solo le queda adaptarse, pero esa adaptación será más “humana” si se guía por la ética y la moral, justo lo que la inteligencia artificial no puede sustituir. Al menos, todavía.