"Nos metemos demasiado a despejar el fango político cuando la prioridad sigue siendo limpiar el fango real"

La directora de 'La Tarde' analiza las medidas políticas tras el paso de la DANA y los reproches desde un lado y otro

- 2 MIN

      
      
             
      

Nos nos vamos a sorprender. Entraba dentro del guion que en menos de un mes los responsables políticos iban a tirarse el fango dialéctico a la cabeza, mientras el fango real todavía forma parte del día a día de miles de ciudadanos afectados por la DANA. 

Ya sobrevuela en Valencia la idea de una moción de censura contra su presidente Carlos Mazón. Un botón que quiere activar Compromís cediendo sus votos al PSOE para iniciar el mecanismo. No parece que vaya a llegar a ningún sitio porque Vox no la apoyaría, pero la maquinaria ya está a pleno rendimiento

El riesgo es que este humo político acabe por solapar o afecte a las necesidades de quienes ahora tienen que recibir las ayudas.

Desde luego que hay que dirimir responsabilidades y está bastante claro que se han hecho las cosas mal y a destiempo. Alguien tendrá que responder.

Pero en estos días queda esa sensación de que aquí todos se acusan porque aquí todos tienen alguna responsabilidad. Es curioso como el gobierno de Pedro Sánchez y la izquierda en general ha establecido un sistema de “miguitas de pan” con la intención de que el camino de la culpa conduzca en exclusiva a la Generalitat de Carlos Mazón.

Cada día toca un movimiento y hoy ha tocado la moción. Esta semana intervendrá la ministra Ribera en el Congreso y la que viene acudirá Sánchez a reforzar el relato de Moncloa, y entre medias algún ministro o general de la UME.

      
             
      

Al final de ese camino de miguitas, Carlos Mazón trata de fortificarse efectuando cambios en su gobierno. Ajustes puntuales que parecen cortos en comparación con la responsabilidad que se le quiere atribuir por la gestión de la catástrofe.

Queda mucho por aclarar de lo ocurrido en Valencia con al gestión de la DANA.

Puede que falte información y la información que se nos ofrece se hace difícil de digerir o interpretar porque se contradice constantemente según los intereses de las fuentes oficiales. Es difícil mirar con claridad lo que ha pasado con tanto ruido alrededor.

      
             
      

Quizá ese sea el problema ahora mismo, que nos metamos demasiado a despejar el fango político cuando la prioridad sigue siendo limpiar el fango real que marca la vida de centenares de miles de personas.

En ambos casos, vamos a tener, por desgracia, para mucho rato y para todos.