Pilar García Muñiz sobre Corea del Sur: "Hemos estado cerca de reabrir otras de esas heridas que la diplomacia no ha sabido cerrar"
La directora de 'La Tarde' analiza la situación que ha atravesado el país asiático y explica cuáles podrían haber sido las consecuencias de haber estallado una revolución civil
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Es curioso como los problemas de un matrimonio presidencial pueden acabar derivando en una grave crisis política. Y no, no estoy hablando de España y de la Pareja Sánchez- Gómez. Estoy hablando de Corea del Sur y del intento de golpe de Estado que ha puesto en jaque la geopolítica en una zona especialmente complicada del mundo.
En la base de este intento de golpe de Estado, puede haber muchos factores, pero uno de ellos es que la mujer del presidente está acorralada por varios delitos: aceptar regalos de lujo, plagiar su tesis doctoral y manipular el precio de las acciones de un concesionario de coches de alta gama. Este es uno de los asuntos que ha aupado a la oposición en las últimas elecciones.
Muchos interpretan que para blindarse, el presidente coreano optó por declarar la Ley Marcial y prohibir los partidos políticos bajo la acusación de colaborar con el régimen de Corea del Norte. Una jugada que le ha salido bastante mal porque al final los diputados consiguieron acceder al parlamento y revocar esa ley.
Lo que ha ocurrido es importante para el mundo, más de lo que puede parecer.
Estamos hablando de Corea, una potencia económica y especialmente tecnológica. Por ejemplo, es uno de los países que encabeza la fabricación mundial de microchips y también es uno de los mayores fabricantes de coches. No es un país que económicamente pueda tomarse a la ligera porque es la duodécima economía del mundo.
Además, es uno de los puntos calientes que dejó la Guerra Fría. Te hablo de la frontera del Paralelo 38 que divide a las dos Coreas. Dos formas antagónicas de entender el mundo y en permanente tensión. Corea del Norte es una dictadura comunista atroz apoyada por China y Rusia. Corea del Sur simboliza el desarrollo del capitalismo en Asia y forma una férrea alianza militar con Japón y Estados Unidos.
Cualquier alteración en ese orden es como una chispa que puede acabar provocando un incendio de consecuencias impredecibles. Y un golpe de Estado es una alteración bastante fuerte.
No quiero ni pensar, por ejemplo, qué podría haber pasado si Corea del Sur hubiera entrado en un enfrentamiento civil y cómo podría haber reaccionado el vecino del norte.
Parece que la situación ha vuelto a su cauce. Los soldados ha retornado a sus cuarteles y el presidente espera a que le planteen un 'impeachment', una especie de moción de censura que le aparte del poder.
Ojalá siga todo así porque el mundo no necesita otro escenario complicado como los de Oriente Medio o la guerra de Ucrania. Ahora bien, es posible que hayamos estado más cerca de lo que pensamos de reabrir otras de esas heridas que la diplomacia no ha sabido cerrar a lo largo de los años.