Pilar García Muñiz sobre X, antiguo Twitter: "Convendría que supiéramos qué hacer para evitar que nos venda algo que no vale nada"
La directora de 'La Tarde' analiza las decisiones de medios como 'The Guardian' o 'La Vanguardia' de abandonar la red social de Elon Musk
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El periódico británico, The Guardian, uno de los medios más reputados del mundo, ha anunciado que abandona la red social X, antes conocida como Twitter. “Es una plataforma tóxica con contenido perturbador” que “alienta la desinformación” dicen como justificación. Es una decisión que han seguido otros medios de comunicación, por ejemplo, el diario La Vanguardia en España, con argumentos similares.
Más allá de la decisión empresarial, con la que podemos estar de acuerdo o no, lo que hay detrás es un debate social profundo porque llega hasta uno de los pilares de cualquier sociedad libre: el derecho a la información veraz que se ha visto amplificado con la llegada de las redes sociales. En principio era algo positivo, pero se ha desbordado.
El ejemplo más claro ha sido, y es, la antigua red social Twitter ahora convertida en X. Actualmente tiene alrededor de 335 millones de usuarios y se me ocurre describirla como un inmenso bazar persa donde se puede encontrar de todo.
Hay incluso mercaderes de humo que por arte de magia se convierten en expertos de todo, con el derecho a criticarlo todo e incluso descalificarlo. Algo para lo que viene muy bien el anonimato.
Si hablamos de comunicación, ahí te puedes encontrar información contrastada, útil y veraz y te puedes encontrar todo tipo de bulos, verdades a medias e informaciones interesadas. Cualquiera que entre en este bazar tiene que saber qué va a comprar y qué va a consumir. Los hay que buscan informarse y hacen el ejercicio crítico de contrastar aquello que ven, y los hay que solo buscan aquello que les viene bien y cuando lo encuentran, no lo discuten.
En esto se basa precisamente el algoritmo de cualquier red social. En seleccionar lo que encaja contigo. Ahí también está su gran poder. Saben aquello que nos motiva o nos influye. Esto es especialmente importante cuando entramos en procesos electorales y de ahí el miedo a los bulos o fake news. El miedo a la manipulación.
Este es una de las cuestiones clave ahora mismo en el debate abierto en torno a Twitter. Su actual propietario, el excéntrico multimillonario Elon Musk, está plenamente volcado con la opción política de Donald Trump. Tanto que estará en la Casa Blanca como encargado de la Eficacia Gubernamental.
Que el dueño de esta empresa que tiene un conocimiento exclusivo de sus usuarios se vincule a una opción política ha levantado muchas suspicacias. Twitter ha perdido millones de usuarios en las últimas semanas para irse a otras opciones en lo que ya se califica como “la gran migración”.
Es verdad que gran parte del problema puede estar en los filtros que aplican las redes sociales para mitigar la desinformación, pero otra gran parte puede estar también en que muchos usuarios no apliquen un mínimo de crítica a lo que aparece en la pantalla; ya sea porque no tenemos tiempo, porque no sabemos o porque directamente no queremos. En el fondo eso también es una cuestión de libertad y en ese mercado persa es difícil evitar que cada uno compre lo que quiera.
Una vez que entramos, sabemos lo que hay y convendría que supiéramos qué hacer para evitar que nos venda algo que no vale absolutamente nada.