Un experto explica los verdaderos motivos por lo que nos resultan incómodos los silencios
Joaquín Mateo Moya, profesor adjunto de la Universidad Internacional de Valencia y doctor en psicología clínica, explica por qué nos incomoda el silencio
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¿Por qué nos incomoda el silencio? Joaquín Mateo Moya, profesor adjunto de la Universidad Internacional de Valencia y doctor en psicología clínica, contesta a esta pregunta en 'La Tarde'. Según explica el experto, a la hora de coger un taxi, o al montarnos en un ascensor, que el silencio nos parezca incómodo depende más de la relación y confianza con la otra persona que del propio silencio.
Por otra parte, ha destacado que el silencio, aunque no le damos importancia, forma parte del proceso comunicativo. Sin embargo, en España, tratamos de llenar el silencio o vacío sin darnos cuenta de que es mejor vivir el silencio. En ocasiones, el hecho de que el silencio te parezca incómodo con tus compañeros de trabajo o con nuestra pareja en casa puede ser motivo de un problema de seguridad e incluso de autoestima.
Por otro lado, están las personas que padecen ansiedad social que, tal y como apunta Mateo Moya, son las que “pueden albergar una imagen negativa de sí mismas”. Este tipo de personas son las que tratan de llenar ese silencio porque piensan que son consideradas personas no interesantes con las que se puede hablar.
Asimismo, según el doctor, existen varios tipos de silencios. El primer tipo de silencio es denominado “pausa de confort” y ocurre cuando dos personas no saben qué decir. Este se categoriza como silencio incómodo. El segundo, se da en procesos comunicativos unidireccionales como los cómicos o los políticos. Y, en tercer lugar, el silencio social, que se da cuando estamos rodeados de gente y, de repente, se produce un paréntesis en el ruido. Es un silencio inexplicable, ya que, según algunas investigaciones, “cuando estamos en grandes grupos tratamos de sincronizarnos para callarnos todos a la vez”.
El psicólogo ha insistido en “aprender a valorar el silencio”, ya que no nos damos cuenta del continuo ruido al que nos sometemos diariamente por la denominada contaminación acústica.
El hecho de que una persona se calle cuando está hablando forma parte del proceso comunicativo, de hecho el silencio es un 70% de las comunicaciones. Lo que ocurre en la mayoría de veces es que la persona que quiere quedarse en silencio parece estar obligada a hablar. Ante estas situaciones Moya ha subrayado que “el silencio es disfrutable”.
Nosotros debemos aceptar que el silencio es un proceso social como otros que transcurren y tenemos que entenderlo como algo positivo, dado que "es un momento de calma dentro del bullicio en el que estamos acostumbrados a vivir". Por otro lado, en el caso de las personas que cuando se enfadan con alguien dejan de hablarse, rompen la comunicación a través del silencio. Estas personas utilizan el silencio como un arma hiriente, siguiendo un perfil agresivo y convirtiéndolo en una especie de chantaje o castigo, lo que incrementa el conflicto.