La curiosa tarea que mandó un profesor de inglés hace 20 años y por la que le han buscado sus alumnos: hacen un documental

Lo ha contado en 'La Tarde' Esther, la guionista y directora de este documental, que se topó con esta historia de casualidad y le ha parecido “inspiradora”

Ana Rumí

Publicado el

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¿Recuerdas con claridad cómo eran tus clases en el colegio? Y no, no hablamos directamente de las lecciones que te impartían, o cómo hacías para estudiar, sino cómo eran esos momentos.

Si te esfuerzas un poco, seguro que te acuerdas con facilidad de los nombres de tus profesores, de su cara y, a veces, hasta de su olor. Recordarás esas frases que decían con asiduidad, y qué temarios les gustaban más que otros.

Seguro que, también, te acuerdas de alguna anécdota que surgió con ese profesor en cuestión y cómo te sentiste, y, seguro también, que te acuerdas de esa tarea fastidiosa que te mandó y que se ha quedado en tu memoria para siempre.

Una clase en el colegio

Es, al menos, lo que recuerdan todos los alumnos de Bruce Farrer, un profesor de Canadá que daba inglés e historia que marcó, y mucho, a todos sus alumnos a lo largo de los 50 años de carrera.

Tanto que, 20 años después de que Bruce les diera clase a todos ellos, han decidido volver a encontrarse. Y, sí, todo ello, a causa de una tarea que hace tantos años les mandó.

Una tarea de lo más curiosa que todos recuerdan y que les ha valido hasta un documental. Sí, sí, increíble, pero cierto.

      
      
             
      

La curiosa tarea que le han hecho buscarle 20 años después

47 años en activo. Esos son los que estuvo dando clases Bruce Farrer, este profesor canadiense que ha causado muchísimo revuelo ahora, a pesar de que ya está jubilado y sus tiempos de pizarra y pupitre han pasado.

Y es que, durante esos casi 50 años de carrera, marcó a todos y cada uno de sus alumnos, especialmente, por una tarea que les mandó y que les impactó de forma profunda.

Resulta que, hace 20 años, a todos ellos les pidió que escribieran una carta a su “yo” del futuro. No podía ser de cualquier forma, no, tenía que tener al menos 10 páginas y tenían que destacar, sobre todo, cómo se imaginaban a ellos mismos en ese tiempo.

      
      
             
      

Unos alumnos en clase

Tenían un mes para escribirla y, lo que no les dijo, es que, transcurrido ese tiempo, él se encargaría de enviarles esa carta a casa.

Lo cierto es que la mayor parte de ellos no se acordaba de esta tarea y, cuando han recibido la carta, no daban crédito de cómo se habían proyectado hace tanto tiempo.

Astronautas, estrellas de rock o actores eran algunas de esas profesiones que ellos creían que tenían, pero, aunque la mayoría no se han cumplido, han descubierto mucho de ellos.

El documental que recoge estas cartas

Esther Morente es guionista y directora de cine, y se topó con esta historia del profesor canadiense hace un tiempo gracias a leer un diario de Canadá.

Ella estaba investigando sobre aquellas cartas que nunca han llegado a sus destinatarios, y pensó que no había nada más hermoso que contar esos viajes en el tiempo a través de una carta.

“Nada más leerlo, tuve la sensación de que esta historia tenía que contarla. Parecía un cuento, no me imaginaba de otra forma que no fuera así, busqué su contacto y solo me aparecía en Facebook, me contestó y fueron 5 años de conversaciones con él y con los alumnos” explicaba.

“Es un hombre apasionado, comprometido, entregado, vital, y el poder y valor de la palabra es importante para él” decía.

Tanto, que le pareció que esta historia “de cuento” tenía que contarla en un documental, una pieza que lleva por nombre ‘El método Farrer’.

“El documental dice que hagas un alto en el camino, cambies el foco y mires con el corazón. Necesitamos historias inspiradoras que te den un chute de energía, podemos ser crueles y despiadados, me veo en la obligación de recordar que somos poderosos, y con una gran capacidad de amar” expresaba.

Ha visto, con sus propios ojos, cómo estos alumnos las recibían con tanta sorpresa. “Son muy profundas y se muestra el sufrimiento, no sentirse amado, el que se divierte y le apetece pasárselo bien...pero vemos las heridas profundas que nos acompañan a lo largo de nuestra vida” decía.

“Sí que eran optimistas, conforme vamos creciendo nos vamos anclando más en la tierra. Evolucionamos y la vida nos lleva por otros caminos” sentenciaba.

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