La foto de Fernando de Haro: "Han concluido que están vivos de milagro"
La foto del día de Fernando de Haro.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Foto de un patio de butacas de un gran pabellón en el que se celebra una reunión política. La foto no da un plano general, es una imagen de detalle de tres filas. En realidad solo se distingue con claridad el rostro de siete personas, cuatro mujeres y tres hombres, ninguno de ellos joven. Miran hacia arriba con arrobo y con una sonrisa en los labios. Suponemos que miran hacia una gran pantalla en la que habla uno de sus líderes. Todos llevan colgando del cuello una cinta roja con una credencial que los identifica. Llevan con entusiasmo su credencial. Su credencial dice que la persona que hay en la foto está acreditada, tiene el reconocimiento de la organización. No se qué harían sin acreditación. Hay quien se siente perdido, como si estuviera huérfano, como si no fuera nadie sin el cartelito que dice que es socio, empleado o creyente. Las cuatro mujeres y los tres hombres de la foto llevan vendada y tapada la oreja derecha. Los militantes quieren rendir homenaje al jefe. Le han intentado volar la tapa de los sesos y gracias a un golpe de fortuna, a un guiño del destino, a la suerte, a lo imprevisto sigue vivo. El esparadrapo y la venda recuerdan que el líder está vivo de milagro. Los siete personajes de la foto que ahora sonríen, está mañana, cuando se han ajustado el apósito que no tapa herida alguna, se han quedado muy serios delante del espejo. Ellos no han sufrido ningún atentado. Pero están vivos de milagro. Si sus padres no se hubieran conocido, si el embarazo no hubiera ido bien, si no existiera un planeta a la distancia justa del sol, con la inclinación precisa del eje, si el corazón no funcionase bien, si el cerebro no fuera absolutamente preciso, han pensado delante del espejo en una infinidad de frases condicionales y han concluido que están vivos de milagro.