La Foto de Fernando de Haro: "Es el festejo de la cabra"

La foto de hoy es la foto de un guiri, un estadounidense, con nombre de polaco o de checo: Meyerowitz. El guiri ganó un premio y con el dinero se hizo un viaje por la Europa de finales del siglo pasado, cuando nacieron los boomers de ahora. La foto está tomada en un pueblo de Málaga y es como los cuadros del señor Velázquez que cuentan varias historias a la vez: a lo lejos pasa una cosa, más cerca sucede una segunda y muy cerca una tercera. A lo lejos una furgonetilla avanza por una calle con las casas desconchadas. En las aceras fondean varios seiscientos, pequeñitos y redondos. Coches encogidos que jubilan bicicletas, largos viajes en autobús y los rápidos que tardan una noche en hacer 400 kilómetros. Más cerca, hombres y mujeres se arremolinan para ver un espectáculo callejero. Es el festejo de la cabra. Un chaval toca un paso doble con una trompeta y el animal sube hasta lo más alto de una escalera. En este caso hay que fijarse mucho porque la chiva es vieja y parece un odre de pellejo pardo. El feriante sopla con fuerza y la cabra repite el numero de siempre. Hay sorpresa y admiración. Una señora de espaldas con una melenita corta y una rebeca se tuerce para ver mejor. Todos los vecinos miran el portento como si fuera la primera vez que lo ven. Todos meno uno. Debajo de los soportales hay una mesa de formica del bar cercano. Un paisano con boina se ha tomado media ración de oreja y un baso de vino. El paisano hace como si lo de la cabra no fuera con él. Tuerce la cabeza para disfrutar mejor del sol de primavera. El paisano finge y abulta su indiferencia. Como si la música y las acrobacias no tuvieran interés. El paisano se ha arrimado a los soportales, escucha la música y sigue las cabriolas con el oído.