La foto de Fernando de Haro: "Los zapatos que otros usaron y que ahora se venden están desparejados"

La foto de hoy es de hace algunos años. Está tomada en un mercadillo de segunda mano en algún país anglosajón que en esos mundos les gustan mucho las cosas ya usadas y baratas. Una docena de mujeres y un chico ya crecido se aprietan mucho en torno a un puesto de calzado. Los zapatos que otros usaron y que ahora se venden están desparejados. Algunos tienen el tacón fino, otros un bosque en las suelas. Muchos se ofrecen descosidos. Las señoras buscan y rebuscan y en sus caras llenas de afán se adivina que están seguras de que van a dar con un tesoro. No tienen duda, temor ni recelo. La bota, el botín y el escarpín que más avío les puede hacer es el que está escondido bajo el montón. Allí se encuentra la mayor conveniencia y el mayor provecho. Revuelven en la cosecha de los saldos. Varias de ellas se concentran en una esquina del puesto donde la más joven ha levantado un trofeo. Les ha faltado tiempo para ponerse muy cerca de la que parece premiada. Enredan debajo de la pieza cobrada, se arremolinan, empujan, aprietan para pescar en el mismo pozo en el que la fortuna ha sido generosa. Y piensan que si el azar ha entregado un bonito zapato desparejado en una rincón del puesto allí debe haber, por fuerza, buena cosecha. Y quieren las señoras convertir en norma y en ley lo que ha sido puro caso. Y les das igual si los zapatos son de su número y si de verdad les apañan algo.