El hombre que sobrevivió al corredor de la muerte tras 20 años: el desgarrador testimonio de Mario Flores

Su historia es un viaje entre el horror, la resistencia y una libertad que no siempre sabe a alivio

Celdas de una prisión
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Lorena Costa

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Por veinte años, Mario Flores vivió una condena que parecía irreversible. Encerrado en una celda de 1,5 por 2 metros, esperó cada día una inyección letal en Estados Unidos por un crimen que no cometió. Ahora, libre, compartió su historia en el programa 'La Tarde', con Pilar García Muñiz.

Veinte años esperando una inyección letal que afortunadamente nunca llegó”, introducía Pilar García Muñiz, dando paso a un testimonio desgarrador y a la vez profundamente humano. Mario Flores, mexicano, pasó dos décadas condenado a muerte en Illinois. Su vida pendía de un hilo, pero su historia dio un vuelco gracias a una cadena de acontecimientos extraordinarios.

 Una apelación, trece compañeros inocentes y un gobernador conmovido  

Mario explicó que el proceso legal de apelaciones fue lo primero que le "compró varios años de vida", cuando sus abogados llevaron su caso hasta la Corte Suprema. Mientras tanto, desde su celda, comenzó a estudiar los expedientes de otros condenados a muerte. Ayudó a trece compañeros a demostrar su inocencia. “Gracias a mi intervención jurídica, logramos demostrar su inocencia. Estos trece compañeros... lograron conmover a la ciudadanía en Illinois”, recordó.  

La historia tomó un giro decisivo con el caso de Anthony Porter, un reo que estuvo a solo dos horas de ser ejecutado. Un preso de población general confesó el crimen y la ejecución se detuvo. Ese hecho conmovió profundamente al gobernador de Illinois, George Ryan, quien suspendió todas las ejecuciones y ordenó una revisión de los 177 casos del corredor de la muerte.  

 España y el arte como salvavidas  

Durante esa revisión, la vida de Mario se cruzó con España. Gracias a su pasión por la pintura –uno de los pocos privilegios que le permitieron en prisión– sus obras llegaron a exponerse en Madrid, Barcelona y Málaga. “En ese momento que están mis cuadros en exposición aquí en España... el que encabezaba esa exposición fue quien puso presión con la administración de Aznar para que presionaran a Estados Unidos”, narró.

Curiosamente, tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, las relaciones entre España y Estados Unidos se estrecharon. La presión diplomática española, sumada al eco de miles de cartas de ciudadanos y al activismo de los exonerados, ayudó a que su caso se volviera imposible de ignorar.

Mario Flores en COPE

Mario Flores en COPE

 Filosofía y espiritualidad en una celda diminuta  

Para resistir el encierro, Mario encontró refugio en la lectura y la pintura. “Entre los libros y los óleos, creo que esa es la combinación perfecta”, explicó. Leía a los grandes pensadores: Nietzsche, Kierkegaard, Camus, los estoicos, y también textos sagrados como la Biblia, el Corán o el Baghavad Gita.Su transformación interior fue radical. “Me mantuvo en una burbuja de fantasía dentro del corredor de la muerte”, dijo, y añadió que ese mundo interior fue lo que lo salvó, incluso más que cualquier indemnización o victoria legal.

 La libertad: un espejismo difícil de alcanzar  

El día que recuperó la libertad, Mario no sintió euforia, sino vértigo. “La libertad ha sido más cruel que el encierro”, confesó con una sinceridad desarmante. Salió con 39 años, después de haber entrado con 19. “Todos los errores que he cometido han sido porque estoy muy precipitado... estoy correteando un tiempo que se perdió y ya no lo tienes”.Comparó su experiencia con una cita literaria: “Recuperar el tiempo ha sido como arremojar un trozo de magdalena en un té”. Vive en una especie de aislamiento voluntario, más cómodo en la soledad, como si todavía no hubiera salido del todo de su celda interior.

Hoy, Mario Flores es libre. Pero arrastra consigo las cicatrices invisibles de dos décadas en el corredor de la muerte. La historia que relató en La Tarde es una llamada de atención sobre un sistema judicial que puede fallar, sobre la resiliencia humana y sobre el poder transformador de la cultura, la espiritualidad y la solidaridad.

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