Los riesgos a los que nos exponemos con el control por reconocimiento facial: "Nos la cuelan con la comodidad"

Usar este tipo de sistemas de vigilancia masiva es ilegal dentro de la Unión Europea, pero las empresas y los gobiernos siguen desarrollando esta tecnología

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Los riesgos a los que nos exponemos con el control por reconocimiento facial: "Nos la cuelan con la comodidad"

Redacción La Tarde Belén Collado

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Estamos acostumbrados a ver en películas y series de ciencia-ficción cómo la tecnologia es capaz de reconocer criminales y detenerlos. Robocop, Blade Runner o Terminator son solo algunos ejemplos de ello. Lo preocupante viene cuando, como se suele decir, la realidad supera a la ficción. Ya hay países que usan el reconocimiento facial para la vigilancia masiva sin que importe la opinión de sus ciudadanos y visitantes.

China, sin duda, es el país que va a la cabeza de esta especie de 'Gran Hermano'. Todos los habitantes están monitorizados. Millones de camaras registran los movimientos de todas y cada una de las personas, pero van más allá aún. En el gigante asiático se acaba de crear un moderno sistema de inteligencia artificial que pretende predecir los crímenes antes de que sucedan. Algo que puede sonar a ciencia-ficción, pero en China ya están trabajando en esto.

Pero, ¿cómo funciona la tecnología de la biometría facial? En primer lugar, escanea los rostros de la base de datos policial y extrae los rasgos geométricos. Cámaras situadas en zonas estratégicas escanean a los asistentes a eventos mesivos o que pasan por zonas concurridas. Se comparan las imágenes en tiempo real con la base de datos. De esta manera, la policía puede identificar al momento a un individuo sospechoso. Una rápida actuación que puede evitar problemas, pero que hace reflexionar sobre hasta qué punto es lícita esta vigilancia de miles de personas para controlar solo a unos pocos.

Paloma Llaneza, abogada experta en nuevas tecnologías y seguridad online, recuerda que este sistema de control masivo no se usa aún en España, aunque han existido algunos casos de empresas de nuestro país que han intentado implementar herramientas de reconocimiento facial. En cualquier caso, la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) no lo ha permitido y ha llegado incluso a sancionar a estas compañías.

Europa, "un paraíso para los ciudadanos" en cuanto a vigilancia masiva

La normativa en la Unión Europea es muy clara al respecto: está prohibida toda la vigilancia masiva dentro de sus fronteras. Afortunadamente, en la UE "tenemos una sensibilidad enorme con estos temas", asegura la abogada. "Mientras EEUU genera las empresas, China genera la inteligencia artificial y el control ciudadano, en Europa lo que hacemos es generar valores". Un aspecto que quizás puede echar para atrás a algunas compañías para hacer negocios en Europa, dice Llaneza, pero que supone "un paraíso para los ciudadanos", al estar protegidos frente a la vigilancia de las empresas y de los gobiernos.

"Aunque la imagen se recoja en un lugar público, no hay intimidad para esa persona". Paloma Llaneza pone como ejemplo el sistema de cámaras "intrusivas" que existe en Londres, capaz de hacer un seguimiento de una persona desde que llega a cualquiera de sus aeropuertos hasta que coge el avión de vuelta. "Una cosa es que alguien tenga una cámara de seguridad para que roben, y otra muy diferente es que no te puedas mover libremente por una ciudad".

Para esta abogada experta en nuevas tecnologías las medidas para garantizar la seguridad de los ciudadanos deben ser proporcionadas y reconoce que hay otras opciones "mucho menos invasivas" que esta vigilancia mediante reconocimiento facial con las que se puede conseguir el mismo fin.

Comodidad y sencillez vs control de nuestros datos

De todos modos, a pesar de que Europa sea muy restricitiva en cuanto a su uso, la tecnología sigue ahí y se sigue desarrollando. Aena, por ejemplo, ha realizado ya algún ensayo, lo que hace pensar que a lo mejor esto en un futuro no muy lejano puede terminar llegando. Esta tecnología, de origen chino, permite a los viajeros despreocuparse de pasar por controles de documentación o de enseñar la tarjeta de embarque, tal y como explica Llaneza, puesto que queda ya registrado por cámaras desde su entrada en el aeropuerto.

"Ese tipo de modelos te los cuelan a través de la comodidad, y es por donde nos han colado también los móviles y la extracción masiva de datos", afirma la abogada, que apunta que esto tiene sus riesgos. Siempre que haya una alternativa para todo aquel que no quiera acceder mediante ese sistema, "estaríamos en una situación aceptable", indica Llaneza. "El problema es que cuando se produce una adopción masiva, si te niegas a que te graben, te ponen todos los problemas del mundo y al final acabas no pudiéndote montar en el avión. ¿Pasará en un futuro que si no pasas por ahí no va a haber puerta por donde pasar? Me temo que sí".

En la actualidad, todos los servicios se diseñan en torno a esta idea de comodidad para el usuario, cuando en el fondo esto seguramente suponga una extracción masiva de nuestros datos y una intromisión en nuestra identidad. "Al final nos acaba enganchando a todos", señala la abogada.

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