Un neumólogo, sobre la adicción al tabaco: "No se puede tratar al adicto como un apestado"

Carlos Rábade, coordinador de área de tabaquismo de la Sociedad Española de Neumología, expone en 'La Tarde' los problemas que trae el tabaquismo

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Redacción La Tarde

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Durante la pandemia no se podía fumar en las terrazas pero la mayoría de las comunidades han ido levantando la prohibición. Ya solo quedan cuatro libres de humos, en las que todavía sigue estando prohibido el tabaco en las terrazas de bares y restaurantes. Son Baleares, Aragón, la Comunidad Valenciana y Castilla y León. En Andalucía sí se permite echarse un cigarrillo siempre que haya una distancia de dos metros. Y en Extremadura salvo que el propio local lo prohíba.

El debate se ha vuelto a abrir. La gente desconoce cómo actuar a la hora de fumar cuando están en una terraza. Carlos Rábade, coordinador de área de tabaquismo de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica dice que el principal finalidad es “proteger a los no fumadores”. “El hecho de ver una persona fumando en la terraza normaliza esa conducta de fumar entre los jóvenes”. El segundo objetivo, es por tanto, “desnormalizar esa conducta de fumar y de vapear”.

“Este tipo de medidas pueden promover conductas saludables al igual que puede promover que los fumadores puedan dejar de hacerlo”, aclara Rábade y así, los que no estaban intentándolo, “se lo planteen”. El doctor cree que “la ley de 2010 fue un gran avance”, entre otras casos por la “reducción de enfermedades”.

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Un neumólogo, sobre la adicción al tabaco: No se puede tratar al adicto como un apestado

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Si se consigue reducir el número de fumadores, se reduce la contaminación en el ambiente, ya que “el humo de un solo fumador genera mucha concentración”, explica. Al final, como describe Rábade, “el tabaquismo pasivo es un factor que se asocia a un conjunto de enfermedades” por tanto “son medidas importantes para proteger a los no fumadores”, como embarazadas, jóvenes o personas de riesgo.

Otro de las medidas que se está discutiendo es el retraso de la edad a la que se permite fumar hasta los 21 años. “El hecho de retrasarse” la edad significa “que retrasa la adicción a la nicotina”. El objetivo es llegar con una prevalencia menor del 5%, pero “requiere una voluntad de las autoridades y de la población”. Que esos adolescentes no se vuelven adictos a esas edades “favorece que no se vuelvan adictas a esas y otras cosas”, reconoce el doctor.

Respecto a la prohibición radical de la venta, Rábade no lo ve necesario. “Es muy importante prohibir pero también hay que ayudar a las personas a dejar de fumar”, porque aclara que “no se puede tratar al adicto como un apestado”. Lo importante para el doctor es que se trata de una “enfermedad” y mostrarle que existe un “tratamiento”.

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