¿Qué puede pasar si una empresa cierra el año con más beneficios de los previstos? "Una doble buena noticia"
El economista de bolsillo de 'La Tarde' Fernando Trías de Bes analiza los bailes de facturas a fin de año para la grande y pequeña empresa
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A ver si te suena, si te ha pasado esto. Tienes una pequeña empresa y te llama un cliente, un cliente importante, y te dice “oye, que esa factura que tenías que emitir ahora en diciembre, mejor, la pasas en enero, ¿vale?”
Otro ejemplo. Otra llamada. Mismos protagonistas. “Oye, que la factura de ese trabajo que vas a empezar en enero para nosotros, mejor pásala antes de que acabe el año, ¿de acuerdo?".
En los ultimos días del año siempre hay un cambalache de facturas en la empresas que van teniendo reacciones en cadena. Para hablar de ello ha estado el profesor de economía de bolsillo de 'La Tarde', Fernando Trías de Bes.
En estos días las empresas están calculando cómo les ha ido el año y sobre todo, si cierran con los beneficios previstos. Este es el punto de partida, hay un concepto que es el año fiscal. De cara a pagar el impuesto de sociedades, la mayoría de empresas cierran el año fiscalmente el 31 de diciembre. Muchas de las grandes empresas son las que tienen principalmente objetivos, y normalmente hay sueldos que varían si se consiguen esos objetivos.
No es lo mismo para una empresa grande que para una pequeña
Trías de Bes ha explicado qué puede pasar si una empresa cierra con más beneficios de los previstos: "Varias cosas. Ganas más, más impuestos pagas. Si tienes más beneficios de lo previsto se pueden adelantar facturas del año siguiente y ya quitar un gasto. Porque si, por ejemplo, una sede española tiene más beneficios de los previstos, el objetivo que se propongan desde la central para el año siguiente podría ser en base a eso. Por lo que este adelanto de facturas es una doble buena noticia: la exigencia de objetivos va a ser menos y se adelantan gastos del próximo año. No es ilegal, es una trampita. Se pinta el cuadro de la manera más bonita para la empresa".
Aunque no ocurre lo mismo para la pequeña empresa. Se pueden perder clientes o encargos. No conviene negarse, en palabras de Trías de Bes. Aunque se puede poner algún tipo de excusa: renovación de pólizas, auditorías internas... La realidad es que es una decisión comercial, no financiera. La grande empresa marca la pauta y si la pequeña no está dispuesta, encontrará otra.