Todo lo que esconden por dentro las cocinas fantasma: la moda que atemoriza a los vecinos de Madrid

Restaurantes sin mesas, ni camareros, ni servicio de bar, ni nada; solo una cocina oculta que produce ingentes cantidades de comida para llevar

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Todo lo que esconden por dentro las cocinas fantasma: la moda que atemoriza a los vecinos de Madrid

Redacción La Tarde

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El primer barrio de la capital en el que se instaron las llamadas cocinas fantasma es Tetuán. Restaurantes sin mesas, ni camareros, ni servicio de bar, ni nada. Solo una cocina oculta que produce ingentes cantidades de comida para llevar y que provoca no pocas molestias a los vecinos.

Llegamos a la calle José Calvo a las 8 de la tarde de un día de diario cualquiera. Frente a la puerta camuflada de lo que podría ser un almacén hay realmente una cocina fantasma.

Allí nos espera Santiago, uno de los vecinos. Hasta hace menos de tres años ésta era un calle muy tranquila. Su casa da pared con pared con esta cocina industrial. Se queja de que “las motos hacen ruido y ellos hacen ruido”. “Por la parte de atrás tenemos chimeneas”, critica, porque les “traen humo y suciedad”

El mayor problema está en los fines de semana porque “son cientos de motos pasando por aquí”. Santiago confiesa que el volumen “sube mucho” y que incluso llega a haber “discusiones”.

A eso suma que en estas cocinas, “no hay nada que lo identifique”. “Hay 21 cocinas”, detalla, cada una “cuenta con fuego de carbón vegetal, gas y electricidad”. “Un peligro constante”, describe Santiago, que se encuentra “cerrada sin ventilación”. Tanto es el peligro que “hemos tenido varios conatos de incendio”. En su casa huele a cocina “todo el día” y le “duelen los ojos”.

“Hay que escoger bien las ubicaciones”

Nos trasladamos de zona. Estamos ahora en Fuente del Berro, muy cerca de la Plaza de Toros de la Ventas. Buscamos entrar en unas de esas cocinas para ver cómo funcionan por dentro y que opinan sus propietarios de la convivencia con los vecinos. Jaime Martínez de Velasco es socio de Cuyna y comenta que “en contra de lo que la gente piensa”, en una de esas cocinas se está preparando “la mejor hamburguesa de España”. Últimamente, la gente “pide más a menudo” y por eso “ya no suena a algo de millenial”. Realizan un “montaje en cadena” y cuentan con entre “tres o cuatro personas en cocina”.

Sobre los problemas de denuncias de los vecinos que conviven con los ruidos y olores que muchas de estas cocinas provocan,... ¿hay algo que se puede hacer para mejorar la convivencia? Jaime cuenta que “hay que empatizar” con los vecinos. Pero reconoce que la manzana en la que están trabajando, aunque “hay viviendas cerca”, se trata de “una manzana industrial”. Por eso, cuenta que “hay que escoger bien las ubicaciones” y, entre otras cosas, tener sala de espera para los repartidores, o que la salida de humos tenga filtro de olores. Un elemento como el viento puede tener influencia sobre los olores que expulsa la chimenea.

Jaime reconoce que una de estas cocinas no causa más molestia “que una cadena rápida o una gran superficie”. Cree que cuando una persona escoge vivir “en el centro de Madrid, sabe que va a haber negocios” y cree que no es verdad el rumor de que son más molestos que otros negocios.

Por eso, ante los que proponen llevárselos a los polígonos, rechaza esta idea: “Los tiempos de reparto son la causa para que después no se venda nada”. Su radio de reparto es entre 2 y 3 kilómetros y tienen que conseguir que ese radio es donde estén los clientes. El repartidor tiene que llegar como “máximo en 8 minutos”.

¿Es posible la convivencia entre vecinos y cocinas fantasma o cocinas virtuales? Después de años de pelea las asociaciones vecinales han conseguido impulsar una normativa mucho más restrictiva. Se espera que la nueva ordenanza entre en vigor en febrero de 2023.

La nueva normativa prohíbe que pueda haber cocinas fantasma superiores a los 350 metros cuadrados, limita su número a ocho e incluye la obligación de que tengan áreas de carga y descarga dentro del local para que las motos de reparto no esperen fuera. Además, será necesario presentar un estudio de movilidad para ver cómo afecta a la zona.

Los inconvenientes son que no tiene carácter retroactivo y de poco le va a servir a vecinos como Santiago que tiene su vivienda al lado de una de las primeras cocinas fantasma de todo Madrid. También se incluye una moratoria de licencias de estos negocios. No habrá más concesiones hasta que apruebe la norma, en torno al mes de febrero de 2023.

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