La curiosa historia de Elodi. Compró una cantimplora que pertenecia a un soldado que luchó contra los nazis

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Hay muchas películas e historias sobre mensajes en una botella, en Mediodía COPE  nos hacemos eco del mensaje en una cantimplora. La protagonista tiene nombre es Elodi, una francesa afincada en Barcelona que se dedica a la restauración de muebles. Un día, en el mercado de Els Encants de la ciudad condal. Una cantimplora metálica y decorada con inscripciones le llamó la atención, y se la llevó a casa, hasta ahí todo normal. La curiosidad le llevo a intentar descubrir en qué idioma estaba esas inscripciones pero no lo consiguió… y la metió en un cajón. Incluso llegó a pensar en la posibilidad de vender

Pasó el tiempo y ocho años después,. Elodi estaba limpiando la casa y volvió a encontrarse con esa cantimplora y retomaba el reto. Una amiga, Leila, de madre serbia, le dijo que esas inscripciones eran serbio. Y… ¿qué había escrito? Pues el nombre del propietario, Tchedomir Rosic, su lugar y fecha de nacimiento, Baldovici, una localidad a media hora de Belgrado, la capital Serbia y el lugar al que había sido deportado tras ser capturado por los Nazis durante la 2ª Guerra Mundial, en 1941, un campo de concentración en Sagan, Alemania.

A partir de ahí Elodi empieza a tirar del hilo. Un historiador de Badovinci, ciudad natal de Tchedomir le cuenta que este hombre se casó y tuvo tres hijos. De ahí llega a una sobrina nieta que es profesora de la Universidad de Oxford que le cuenta que Tchedomir no murió en ese campo de concentración sino mucho después, en 1974, y que era una persona maravillosa, simpática, elegante y feliz. Otro nieto de este militar serbio cuenta lo mismo, que Tchedomir era un buen hombre.