Un ex-legionario nacido en Palestina lleva 40 años pidiendo la nacionalidad española

Le hicieron una promesa que nunca llegaron a cumplir

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El protagonista de esta historia se llama Mohamed tiene 68 años y es Palestino. Hace cuarenta años, le hicieron una promesa en España: servir en la Legión a cambio de la nacionalidad. Aún no se ha cumplido. Vive en Vitoria en busca de soluciones pero, de momento, no ha conseguido nada. Pero, para entender muy bien la historia de Mohamed, vamos a contarla desde el principio.

Cuando Mohamed tenía nueve años, como mucha gente de Palestina, tuvo que huir por la guerra. Se refugiaron en Argelia, donde la madre tenía familia. Toda su infancia la estuvo viviendo entre Argelia y Francia. Iban donde había trabajo. Cuando Mohamed cumplió 17 años, su madre murió y decidió salir del nido para buscarse su vida. Buscando oportunidades, Mohamed recorrió medio mundo: Italia, Túnez, Líbano, Holanda, Bélgica, Francia y España.

Siguiendo su aire de nómada recorrió España de norte a sur, desde Barcelona hasta Ceuta. Una vez en allí, unos problemas con la justicia le hicieron toparse con la policía de extranjería. No tenía papeles y allí le ofrecieron el trato anteriormente citado.

Sin dudarlo, Mohamed aceptó y fue destinado a Canarias. Sirvió los dos años pactados pero, cuando acabó, no recibió la nacionalidad. Mohamed lo aceptó sin rechistar y siguió con sus servicios con la esperanza de conseguir la nacionalidad y empezar a construir su vida en España: “Me decían que tenía que esperar un poco más por lo que aguanté otros dos años”.

Harto ya de la situación, Mohamed decidió licenciarse, es decir, dejar de servir en la Legión. Se marchó a Huelva, dejó sus bártulos, y de ahí a Barcelona, sin absolutamente nada, trabajando en lo que podía. Eso sí, trabajando ilegalmente porque aún no tenía la nacionalidad, únicamente un carnet de conducir que se sacó en la legión y su tarjeta de exlegionario.

La vida le volvió a llevar a Huelva, nuevamente, en busca de oportunidades pero, desesperado por su situación, fue a buscar ayuda a unos abogados.

Después de una gran lucha en los tribunales y una huelga de hambre, a Mohamed se le concedió un salvoconducto para salir del país. Se instaló en Francia, encontró trabajo, metió a sus hijos en un colegio. Parecía que todo iba bien hasta que inmigración volvió a llamar a su puerta: “La documentación que me dieron no valía para trabajar fuera de España.

Sacaron a sus hijos del colegio y toda la familia se montó en un avión rumbo a España. Les habían deportado y Mohamed se sintió engañado. Estaba absolutamente desquiciado pero tenía que volver a empezar. Una vez aterrizado en Madrid fue consciente de que en Andalucía, por culpa de la crisis, no iba a encontrar trabajo, por lo que fue al País Vasco en busca de futuro mejor, pero desgraciadamente, no fue así.

Fue entonces cuando Berakah entró en su vida a través de una parroquia de Vitoria. El Programa Berakah nació en 2006 como respuesta de la Unidad Pastoral del Casco Histórico de Vitoria a las realidades de marginación que existen en la ciudad. A través de voluntarios, acompañan a esas personas que se quedan fuera de los servicios institucionales de ayuda. A Mohamed le salvaron la vida y por eso está muy agradecido: “me lo han dado todo, les debo la vida”. Mohamed no se cansa de lugar. Le queda una última bala pero está convencido de que le tocará esperar y mucho. Sus trámites están en una mesa del Ministerio de Justicia y aún no ha obtenido respuesta. Pase lo que pase, Mohamed tiene 68 y ya no puede trabajar en casi ningún país de la Unión Europea pero cree que se merece que le den la nacionalidad: “Yo he dado la vida por este país, amo a España y creo que me lo deben”.

Mohamed lleva 40 años en esta lucha y dice que no se va a rendir, cueste lo que cueste, logrará su sueño de conseguir la nacionalidad española..