Los alumnos de un colegio ayudan a una joven y crean un brazo robótico y un traductor: "Encoge el corazón"

Todos ellos se han volcado en ayudar a Fatoumata y supervisados por su profesor de techología. Ella es de Gambia y, en 'Mediodía COPE', hemos descubierto su historia

Carla Otero

Publicado el - Actualizado

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A los 15 años no es nada fácil afrontar situaciones complicadas, pero la fuerza de voluntad de Fatoumata siempre le ha hecho salir airosa de todos los problemas. Incluso cuando hace unos años tuvo un accidente de tráfico que le hizo perder un brazo, supo sacar el lado positivo y hacerse más fuerte.

Fatoumata es de Gambia, pero hace unos meses se trasladó hasta Zaragoza porque allí estaba viviendo su padre. Llegó de nuevas a un país que no conocía, con un idioma que nada tenía que ver con el suyo, el soniké, dejando atrás a sus amigos y a sus hermanos.

El compañerismo puede con todo

El Colegio Nuestra Señora de la Merced de Zaragoza se presenta todos los años a un concurso tecnológico.

Daniel López es el profesor encargado de dirigir a los alumnos en este concurso. Y la intención es que los alumnos desarrollen un proyecto que ayude a mejorar la vida de las personas, en cualquier ámbito.

Jóvenes

Para este año, ya tenían claro cuál iba a ser ese proyecto, algo relacionado con el deporte. Pero de pronto, todo cambió. Apareció en su clase Fatumata. La joven no sabía hablar español, le costaba relacionarse, y estaba realmente asustada. Así que se unieron todos a una. “Cuando llegó estaba cerrada, todavía tenía muy presente el tema del accidente y era casi como hablar con una pared” decía Daniel en 'Mediodía COPE'

Lo importante del proyecto ha sido el cambio anímico de Fatoumata

Así que estos alumnos se pusieron manos a la obra, y decidieron crear dos cosas: un traductor y un brazo robótico. La idea era que Fatoumata se pudiera comunicar, y el traductor habitual no tenía soninké, “cuando había alumnado con características similares, tiras del traductor de Google. El problema es que no hay soninké” explicaba Daniel.

Y luego venía la parte del brazo robótico. Los alumnos tienen 15 años, y aunque tienen la clase 'tecnología y robótica', no tenían un conocimiento tan grande de programación.

Pero a Daniel eso no le supuso un problema, “es fácil enseñar los principios básicos de la programación. Yo les formo en tres o cuatro semanas, y como el proyecto les motivaba, fue relativamente fácil”.

Se nos encogió el corazón a todos”

Tras mucho tiempo trabajando, consiguieron el brazo de Fatumata y el traductor. Pero lo mejor fue que cuando iban desarrollando el traductor, dos alumnas iban con Fatoumata, e interactuaban para identificar cada palabra, y poder traducirla.

En ese proceso, la joven de Gambia estableció un gran vinculo con los alumnos, se fue soltando y mostrando mucho más confiada con sus compañeros.Y lo que respecta al brazo, es todo lo que hubiese querido estando en su país. Lo cierto es que ahora Fatoumata está pendiente de recibir un brazo robótico profesional, pero este proyecto le ha dado algo increíble y que en su país hubiese sido una muy buena solución.

“El resultado fue mucho mas chulo de lo que esperábamos. Cuando terminamos el brazo y ella lo vio, se nos encogió el corazón a todos” concluye el profesor.

Lo cierto es que con este proyecto Fatumata no solo ha ganado un traductor y un brazo robótico, sino que ha ganado la confianza y el apoyo de todos sus compañeros.