Tomás, un extremeño en el paro que vive en un nave por culpa de una familia inquiokupa

Lleva varios años en esta situación de difícil solución

Pilar Abad

Publicado el - Actualizado

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Tomás Galano es de Trujillanos, un pueblo de la provincia de Badajoz que en el mes de junio de 2021 decide alquilar su casa porque se va a Londres a vivir y trabajar.

Una familia con cuatro hijos son los que alquilan la casa de Tomás en Badajoz y todo parece ir bien El problema, como cuenta este extremeño en 'Mediodía COPE', viene cuando hay que efectuar el pago del segundo mes del alquiler -porque la fianza y el primer mes ya lo habían pagado- “se retrasaron en el pago después de insistirles mucho y los dos meses siguientes los pagaron tarde y a la vez”.

Retrasos en el pago de la vivienda hasta el mes de diciembre, cuando esta familia tomó una decisión, “me dijeron que no me iban a pagar más” y además se niega a irse de la casa, cuenta Tomás.

A partir de este momento empieza un calvario para Tomás, del que todavía no ha podido salir, porque al tratarse de inquiokupas y no de okupas, es mucho más complicado encontrar una solución ni siquiera por la vía judicial.

Lo que diferencia a un inquiokupa de un okupa es que el primero ha firmado un contrato de alquiler y en un momento dado deciden no abonar las cuotas de pactadas en ese contrato, por lo que pasa a ser inquilino moroso. Y, mientras él sigue atrincherado en la casa del propietario, es el dueño quien además tiene que asumir los gastas de agua, luz y otros.

Sin casa y sin trabajo

Ante esta situación, Tomás tuvo que regresar de Londres a Trujillano, está en el paro y vive desde hace años en “una nave que tiene mi padre en el pueblo”.

Después de un primer procedimiento judicial “que queda impugnado porque la familia es declarada vulnerable”, es a principios de 2023 cuando este extremeño cree que ya va a poder poner fin a su pesadilla porque como explica “en enero de ese año me entero de que la familia se ha ido de la casa” y así se lo confirma su abogado y los asuntos sociales.

Nada más lejos de la realidad, porque “mi abogado me dice que no puedo volver a mí casas hasta que me lo diga un juez”.

12 meses después, Tomás sigue luchando por recuperar su casa a la que, por cierto, ha vuelto a vivir la familia inquiokupa; mientras el propietario sigue pagando los gastos de una vivienda a la que no puede acceder a pesar de tener una sentencia favorable desde el mes de junio.

Una situación de la que este extremeño confiesa que “sin la ayuda de mi padre, mi vida sería crítica”.

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