Daniel Gabaldón, sociólogo especializado en Educación de la Universidad de Valencia

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Quizás sea un poco pronto para hablar de vuelta al cole en pleno mes de agosto y con estos calores, aunque seguro que hay algunos padres que ya se les está haciendo muy largo el periodo vacacional.

Pues con la ansiada, para algunos, vuelta al cole, regresa también el eterno debate en el que llevamos instalados desde hace unos años:¿qué es mejor el horario partido o el intensivo para los colegios?

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo, la OCDE, ha dado su opinión al respecto y se muestra totalmente favorable al horario partido. Lo que es lo mismo, se opone radicalmente a la jornada intensiva que cada vez más colegios han ido aplicando en España.

Además la organización internacional insta a las autoridades de nuestro país a que adopte la llamada jornada completa flexible que se basa en distribuir las horas lectivas entre la mañana y la tarde, con una larga pausa para comer; a diferencia del horario continuo donde toda la carga lectiva se imparte por la mañana.

Esta medida acercaría a España a seguir el ejemplo de otros países como Dinamarca o Portugal que usan este tipo de horario. De esta forma se amplía el tiempo de aprendizaje y se hace frente a uno de los grandes problemas que tiene España como es el abandono escolar.

¿Qué opinan los padres?

Como todo en la vida, hay división de opiniones. Gonzalo tiene cuatro hijos y tiene muy claro lo que siempre ha buscado en un colegio.

"Soy partidario de la jornada partida porque lo que he visto en la pandemia es que cuando tuvimos jornada continuada mis hijas acababan muy cansadas de tener tantas horas seguidas de clase e incluso a mí, tantas horas seguidas de trabajo me cuesta concentrarme y mantener la atención. Además, en la jornada continua se reducen los recreos que es una parte muy importante para los niños, ya que es donde aprenden a sociabilizar y a relacionarse".

Contrasta el testimonio de este padre con la cantidad de colegios que en los últimos años, también con cierta polémica en los centros porque nunca se hacen votaciones tranquilas, han adoptado una jornada continua.

¿A quién beneficia la jornada intensiva?

Las Universidades de Valencia y de Tallín, en Estonia, a través del Proyecto Kairos, han investigado los efectos que en los menores tienen una y otra jornada desde hace cuatro años.

¿Quienes se benefician? "Con la jornada continua pocas personas ganan, los niños desde luego no ganan porque tienen un horario compactado y muy centrado en unas horas en las que la atención no es óptima y pierden el acompañamiento en el estudio que tienen que hacer por la tarde y tienen que compensar las malas horas de la mañana" responde en Mediodía COPE, Daniel Gabaldón, sociólogo especializado en Educación de la Universidad de Valencia, y uno de los expertos que ha participado en el proyecto.

" A las familias, tampoco, porque cada vez son más las familias en las que trabajan ambos progenitores y conciliar un horario para poder ir a recoger a los niños a las dos de la tarde es muy complejo", subraya el sociólogo que tampoco cree que la medida favorezca al profesorado "se dice que es el profesorado el que está detrás de la medida porque lo considera una mejora laboral poder compactar su horario de trabajo, pero no es consciente del demérito que supone para su trabajo tener alumnado que no está en óptima condiciones".

Al final, asegura Daniel Gabaldón, los profesores "tienen que dedicar muchas energías al control del estrés y el cansancio de los alumnos cuando lo podrían estar utilizándo en un horario más adaptado y de manera más eficiente".

El horario continuado incrementa el agotamiento

Ambos horarios, el partido o el continuado, comparten que comienzan el colegio o el instituto "sobre todo el instituto demasiado pronto" recalca el sociólogo de la Universidad de Valencia, "en España nos adaptamos a un horario que no está bien sincronizado con las horas solares, esto hace que el alumnado sea más vespertino de lo que debería ser. Se madruga demasiado en ambas jornadas y en la compactada como no se da suficiente decanso y se elimanan las horas de tarde que eran funcionales, lo que hace es incrementar el agotamiento, el alumnado entra demasiado dormindo, luego tiene unas horas de atención y luego tiene que permanecer cuando la atención ha desaparecido para poder hacer todas las horas que son necesarias".

Por su parte, la jornada partida "que se inicia a la misma hora, prácticamente, eso es negativo, el resto es más llevadero porque no son tantas horas de mañana, se para antes a comer, se tiene un descanso en el que los chavales se oxigenan y luego por la tarde tienen, otra vez, horas de atención", definde Gabaldón.

Ante los defensores del horario continuado porque, dicen, permiten a los chicos hacer actividades extraescolares, sobre todo al aire libre, está la cruda ealidad, al final, ese tiempo lo utilizan en pantallas.

"En el estudio comparativo que hicimos lo que nos salía es que alumnado de jornada continua al final acaba viendo más pantallas y acaba durmiendo menos y haciendo más deberes que los de la jornada partida. Lo único positivo es que el alumnado de continua hacía algo más deporte y eso es positivo en Secundaria cuando el alumnado es más sedentario. En el resto de variables, el tiempo con la familia no era significativamene diferente, tenían que hacer más deberes en el tiempo libre y se pasaban más tiempo de pantallas y dormían algo menos y esto está relacionado con que están encerrados toda la mañana sin estar expuestos a la luz del sol", destaca el experto.

¿Se justificaría el horario continuo cuando ya aprieta el calor? "Aquí habría que dirimir por qué los centros educativos no están acondicionados para el clima que tenemos en cada una de las regiones. Habría que invertir en métodos sostenibles en los que el alumnado pueda estar en los centros en condiciones favorables sin que se congelen en invierno y se asen en verano", reclama.

Entonces, ¿a qué hora deberían entrar? "En Infantil y Primaria entrar a las 9 no es mala hora siempre que estemos hablando de la hora solar, pero cambiamos la hora dos veces al año, y en Secundaria deberían entrar entre las 10 y las 11, porque el alumnado retrasa su ciclo circadiano entre una y dos horas conforme llega a la adolescencia y nosotros les hacemos ir a la contra y les hacemos entrar una hora antes que cuando eran más jóvenes", concluye.