El objeto con el que los arquitectos valencianos comprueban el estado de los edificios afectados por la DANA: "Volver otra vez a la vida normal"
Con estos aparatos, aseguran en 'Mediodía COPE', detectan imperfecciones que el ojo humano no es capaz de apreciar
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La DANA está sirviendo como campo de pruebas para la Ciencia. Se ha convertido en un gran laboratorio que está enseñando no solo a cómo afrontar esta catástrofe para salir adelante lo antes posible, sino también cómo tomar buena nota de cara al futuro y poder actuar de forma más rápida y eficaz si, Dios no lo quiera, vuelve a ocurrir.
Hay muchos científicos exprimiéndose las neuronas para aportar su granito de arena y tanto darle vueltas al coco ha tenido su fruto.
Por ejemplo, ha conseguido que investigadores del CSIC hayan dado con una sustancia procedente de Toulouse, en Francia, que facilita la extracción y el transporte de la gran cantidad de toneladas de lodo que todavía, a día de hoy, siguen acumuladas en garajes y campos valencianos. Se calcula que habría todavía 130.000 metros cuadrados anegados.
materiales espesantes contra el lodo de los garajes para facilitar su extracción tras la DANA
El CSIC está probando productos espesantes con una mezcla de dos productos químicos. Uno es un polímero superabsorbente, lo que llevan los pañales de los niños, y otro, una arcilla con una gran capacidad de absorción.
El resultado produce un lodo mucho más manejable, sin casi agua, que se puede retirar por medios mecánicos, lo que supone un gran ahorro de tiempo y trabajo, como nos explica en 'Mediodía COPE', Félix Antonio López, investigador del CSIC en el Centro Nacional de Investigaciones Metalúrgicas:
"La limpieza de los garajes está muy dificultada porque hay una gran cantidad de agua", por lo que al utilizar este producto el lodo se solidifica y "se puede retirar con una pala mecánica o una mini pala que entra en el garaje y es capaz de retirar todo el lodo espeso de una manera eficiente".
De momento ya lo han utilizado en tres garajes diferentes con gran éxito. En dos de ellos, ubicados en Masanasa y de unos 440 metros cuadrados cada uno, han empleado solo un componente.
En otro, de 500 metros cuadrados, situado en Sedaví, han podido utilizar ya la mezcla completa. Con ella no solo se agiliza la extracción del lodo, también su transporte, porque tan solo se necesita una pequeña excavadora "que lleva una cuchara que va recogiendo el lodo y lo va depositando a la salida del garaje en un contenedor", detalla el investigador del CSIC.
Como de esta forma se necesita maquinaria más pequeña, se puede acceder más fácilmente a las segundas y terceras plantas de los garajes.
Félix López aboga por seguir utilizando esta solución en el futuro, como medida preventiva con la idea de que en "zonas de inundación, que pudiera haber acopios de este tipo de materiales para que en caso necesario se pudiera llevar a cabo una actuación inmediata, rápida, en los primeros momentos de la emergencia"
así comprueban los arquitéctos valencianos el estado de los edificios afectados por la dana
Pero este no es el único ejemplo de lo rápido que la ciencia está sabiendo responder ante la emergencia de la DANA.
Los arquitectos valencianos están utilizando nuevos sensores de infrarrojos portátiles que son capaces de comprobar mejor cómo la humedad está afectado a los cimientos y pilares de los edificios.
Son cámaras termográficas que pueden detectar diferencias de temperatura de hasta dos centésimas de grado, algo inapreciable para el ojo humano y que puede, lógicamente, desvelar problemas que a simple vista no se pueden percibir.
Santiago Tormo es subdirector del Instituto de Restauración del Patrimonio de la Universidad Politécnica de Valencia, y nos explica cómo funcionan estas cámaras que “nos da la visión de un espectro que al ojo humano no somos capaces de distinguir, que es el espectro infrarrojo, que es el espectro más allá del rojo y que determina la radiación que se está produciendo de calor en ese momento sobre el objeto, sobre la superficie del objeto, si tiene calor o si tiene frío, algo que a simple vista nosotros con el ojo humano no lo podemos ver”.
Una vez que la cámara hace la inspección del edificio, "existe un equipo que nos pasa la información de esa radiación a una fototérmica en la que podemos apreciar unos colores diferentes" de manera que si tenemos "un color más claro nos da que la zona está más caliente y un color más oscuro nos dice que la zona está más fría", detalla.
Si la zona está fría quiere decir que tiene humedad porque como explica Tormo "la humedad que hay en la superficie al evaporarse lo que provoca es un enfriamiento y eso es lo que detecta fácilmente la cámara térmica, ese enfriamiento".
Con estos aparatos con los que alcanzan a ver "lo que a simple vista no podemos ver" y descubrir las zonas afectadas para que los técnicos "rápidamente pueden acotar rápidamente dónde está el problema de esa humedad".
El uso de estas cámaras es simple, similar a la de "una cámara fotográfica" asegura el subdirector del Instituto de Restauración del Patrimonio de la Universidad Politécnica de Valencia, matizando que “lo único es que hay que ajustar bien los parámetros porque hay distintos parámetros que no son fáciles de saber, las emisividades de los productos, de los objetos y eso sí que con un curso rápido exprés se puede saber”.
Con el uso de esta cámara se aseguran de si la humedad ya ha desaparecido de los edificios para así poder “empezar a pintar, empezar a volver otra vez a la vida normal”.