Dios llama a través de las circunstancias
Las circunstancias forman parte esencial de toda vocación. Es lo que han experimentado las treinta religiosas greco-católicas de la Orden de San Basilio
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Las circunstancias forman parte esencial de toda vocación. Es lo que han experimentado las treinta religiosas greco-católicas de la Orden de San Basilio que viven su regla contemplativa y de clausura en un monasterio de Leópolis, la capital occidental de Ucrania. “Nuestros votos surgieron para ayudar a los hijos de Dios a través de la oración, ha dicho la superiora, sor Serafina, así que cuando la humanidad llora y tiene frío en el cuerpo y en el alma, no podemos seguir orando bajo techo y dejara a la intemperie a los hijos de Dios”. De modo que estas religiosas suspendieron la regla de su clausura, preciosa para su vida, y cuando Leópolis vivió la primera avalancha de refugiados, en las primeras semanas de la invasión, abrieron sus puertas: habilitaron la cripta y el sótano como refugios antiaéreos, prepararon camas en los pasillos y en el refectorio. Dejaron de bordar y de pintar iconos para acarrear colchones y mantas, y dedicarse a preparar cientos de tarros de salazones y mermeladas.
En realidad, cuenta Sor Serafina, sus predecesoras ya habían vivido circunstancias dramáticas que les obligaron a adaptar su regla de vida. En 1942 llegaron a Leópolis los alemanes y la madre Josefa Víter se ocupó de salvar a cientos de madres y niñas judías. Posteriormente sería deportada por los soviéticos a Siberia, donde permaneció veinte años, pero al ser liberada fue proclamada “Justa entre las Naciones”.
Pero volvamos al presente. Cuando suenan las alarmas antiaéreas, las monjas rezan en los sótanos y procuran transmitir coraje a los refugiados. El resto del tiempo lo dedican a atender sus necesidades. Llegará el momento de volver a la regla: ocho horas de oración, ocho de trabajo (volverán a los bordados y a los iconos) y ocho de reposo. Ahora es necesaria otra forma, porque Dios llama a través de las circunstancias.